EL RETO DE MAASTRICHT

España logra sus objetivos sobre Canarias y Gibraltar

España alcanzó plena satisfacción en el Tratado sobre los aspectos que más afectaban a Canarias y Gibraltar. En el caso canario, se reconoce las peculiaridades de las regiones ultraperiféricas para autorizar que disfruten de un régimen económico y fiscal propio, sin poner en peligro la coherencia del ordenamiento jurídico comunitario.Sobre el Peñón, los negociadores españoles aprovecharon la decisión británica e irlandesa de mantenerse al margen de las fronteras comunes y exteriores de la UE, para que el Tratado consagre el derecho de España a ejercer "en cualquier punto de entrada en su terri...

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España alcanzó plena satisfacción en el Tratado sobre los aspectos que más afectaban a Canarias y Gibraltar. En el caso canario, se reconoce las peculiaridades de las regiones ultraperiféricas para autorizar que disfruten de un régimen económico y fiscal propio, sin poner en peligro la coherencia del ordenamiento jurídico comunitario.Sobre el Peñón, los negociadores españoles aprovecharon la decisión británica e irlandesa de mantenerse al margen de las fronteras comunes y exteriores de la UE, para que el Tratado consagre el derecho de España a ejercer "en cualquier punto de entrada en su territorio" controles sobre personas que pretendan entrar procedentes del Reino Unido, Irlanda "o de cualquier territorio cuyas relaciones exteriores estén bajo su responsabilidad".

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Además, España consiguió que si un día el Reino Unido quiere incorporarse a las fronteras comunes, esta decisión se adopte por unanimidad. El control de la verja de Gibraltar es por tanto legal y no afectará a gibraltareños con pasaportes plenamente británicos. España no reconoce, sin embargo , ni el documento de identidad que pretende tener Gibraltar, y que no existe en el Reino Unido, ni los pasaportes que se emitan con el nombre de la colonia.

En la negociaciación sobre territorios ultraperiféricos, España contó con el apoyo de Portugal, que defendía los intereses de las islas Azores y Madeira, y de Francia, que con sus departamentos de ultramar, se sumó al protocolo común. La redacción inicial del Tratado perjudicaba claramente los intereses canarios ya que dejaba fuera del articulado, y lo incluía en una declaración, el reconocimiento del derecho de estos territorios a una política aduanera, comercial y fiscal propia, que tienen en base a su gran lejanía del continente. La última redacción incluyó todos esos aspectos, y también las zonas francas, de especial interés para Canarias.

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