La llamada de una amiga

Unas pagan, otras no. Pero la mayoría están unidas a un cordón umbilical: el dolor psíquico más que físico del aborto, y el pavor a ser descubiertas.Confidencialidad. Es lo primero que suele exigir una mujer embarazada que acude a una centro público o privado.

"Ahí es donde se nota", cuenta Empar Pineda, una de las responsables de la clínica privada Isadora, "que el aborto no está normalizado". La mayoría se muestra reacia a mostrar el carné de identidad, requisito indispensable para abrir una ficha con el historial clínico. Siempre se respeta el secreto a la identidad del paciente y no...

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Unas pagan, otras no. Pero la mayoría están unidas a un cordón umbilical: el dolor psíquico más que físico del aborto, y el pavor a ser descubiertas.Confidencialidad. Es lo primero que suele exigir una mujer embarazada que acude a una centro público o privado.

"Ahí es donde se nota", cuenta Empar Pineda, una de las responsables de la clínica privada Isadora, "que el aborto no está normalizado". La mayoría se muestra reacia a mostrar el carné de identidad, requisito indispensable para abrir una ficha con el historial clínico. Siempre se respeta el secreto a la identidad del paciente y no por ello el aborto legal", señala Pineda. El siguiente muro de resistencia es el número de teléfono y el domicilio de la paciente. "Siempre decimos que hay que llamar a su casa, diremos que llama una amiga", dicen en Isadora.

Más información

No hay un perfil de la embarazada que interrumpe su embarazo: el 4,6% es menor de edad; el 12% tiene entre 8 y 23 años; el 58,9%, entre 3 y 35 años; el 16,6% llega; os 40 años.

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