Crítica:

Reestreno de la 'Misa popular cántabra', de Nobel Sámano

La Misa popular cántabra, de Nobel Sámano, estrenada en la catedral de Santander el pasado día 8 con un éxito clamoroso, volverá a interpretarse en el santuario de la Bien Aparecida, en Cantabria, el día 29. La obra es un auténtico ceremonial que sin ceñirse al texto litúrgico sigue su orden espiritual y lo hace en expresiones nacidas de lo tradicional en su poética, sus melodías y sus danzas. El resultado del empeño, llevado a cabo en buena parte por el impulso entusiasta de José Luis Ocejo y el patrocinio de la Fundación Marcelino Botín, ha sido algo más que una obra bella o que un ca...

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La Misa popular cántabra, de Nobel Sámano, estrenada en la catedral de Santander el pasado día 8 con un éxito clamoroso, volverá a interpretarse en el santuario de la Bien Aparecida, en Cantabria, el día 29. La obra es un auténtico ceremonial que sin ceñirse al texto litúrgico sigue su orden espiritual y lo hace en expresiones nacidas de lo tradicional en su poética, sus melodías y sus danzas. El resultado del empeño, llevado a cabo en buena parte por el impulso entusiasta de José Luis Ocejo y el patrocinio de la Fundación Marcelino Botín, ha sido algo más que una obra bella o que un canto religioso. Se produjo en la capital de Cantabria una reacción social generalizada, como si el pueblo a través del tiempo y gracias a la labor de Sámano, hiciera suyo nuevamente lo que de él partió.Nobel Sámano es un compositor nacido en Torrelavega y formado junto a un maestro de raros saberes: José Lucio .Mediavilla (Torrelavega, 1890-1958). Se hizo buen pianista con José Cubiles y trabajó la composición en París y Ginebra. A lo largo de su existencia ha investigado el folclor de su país y si la Coral Salvé de Laredo ya grabó algunos excelentes ejemplos, me parece que la Misa colma las ilusiones de un artista en el que lo erudito y lo popular, lo heredado y lo propio se funden en una sola y sorprendente entidad que huele y sabe siempre a Cantabria.

El empleo de los coros, la escolanía, los solistas de escuela y los cantores populares se vivifica por la reaparición en lo religioso de la danza y el sonar de añejos instrumentos tan primitivos a, veces como los panderos, el almirez, los palos o el bígaro que recuperara Matilde de La Torre en la Baila de Ibio.

En su conjunto, la Misa popular cántabra es un doble homenaje a la tierra y a las creencias; lo hacen efectivo la Coral Salvé y la Escolanía de Laredo, el coro ronda Valle de Camargo, el grupo instrumental Luétiga y las danzas de Nuestra Señora de Covadonga, unidos todos en un mensaje renacido hoy aunque venga de muy lejos. El director Ocejo gobierna el conjunto desde una emoción que no merina su habitual exigencia y su permanente actitud de conseguir la obra bien hecha.

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