Haro Tecglen: "El poder es, por definición, de derechas y corrupto"

El escritor reúne 132 columnas publicadas en los últimos cinco años, "los del miedo"

Es uno de los pocos intelectuales que aún piensa y enseña cada día la forma de seguir siendo de izquierda. Eduardo Haro Tecglen mantiene a los 72 años la pluma acerada, la cabeza ágil y una irreductible vocación de pesimista. "Umbral y yo parecemos la reserva espiritual de la izquierda", dice sonriendo, "aunque en él, eso y todo lo demás puede ser un estado circunstancial. Haro sabe que su rojez no tiene vuelta atrás, "aunque sigo acercándome al ordenador lleno de dudas, no diré como el cura a la hostia, pero sí con el respeto del que maneja cosas sagradas". Ahora, 132 miedos, dudas y clarivid...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Es uno de los pocos intelectuales que aún piensa y enseña cada día la forma de seguir siendo de izquierda. Eduardo Haro Tecglen mantiene a los 72 años la pluma acerada, la cabeza ágil y una irreductible vocación de pesimista. "Umbral y yo parecemos la reserva espiritual de la izquierda", dice sonriendo, "aunque en él, eso y todo lo demás puede ser un estado circunstancial. Haro sabe que su rojez no tiene vuelta atrás, "aunque sigo acercándome al ordenador lleno de dudas, no diré como el cura a la hostia, pero sí con el respeto del que maneja cosas sagradas". Ahora, 132 miedos, dudas y clarividencias de los últimos cinco años han sido reunidos en un nuevo libro, Cien días (EL PAÍS-Aguilar).

Parece que fue ayer, pero ¡Qué estafa!, la primera selección de las columnas de Eduardo Haro Tecglen en la sección Visto/ Oído de este periódico, se publicó hace ya un lustro. Desde entonces, el -autor de El niño republicano ha seguido viendo / oyendo, alertando sobre los peligros de la intolerancia, lanzando dardos contra la involución, improvisando -"a veces las columnas se escriben solas"- miradas progresistas tamaño folio. Cien días fue presentado ayer en la librería Crisol, de Madrid, por Cándido y Eduardo Sotillos.Unos 1.800 folios y días -"Umbral y yo no libramos nunca"- muestran la multiplicidad de intereses, demonios, "manías, víctimas y victimarios" de este rojo de vasta cultura, referencia indiscutible para periodistas y lectores -jóvenes, sobre todo-, que habla mirando a los ojos y escribe directo al corazón.

Pero ¿cabe el mundo en un folio? "¿El Mundo periódico?". No, no, el otro. "Ah, el universo mundo... A veces sobran dos o tres líneas, depende de cuánto ocupe el titular, pero cabe, si". De hecho, en Cien días entran Rusia, el fascismo, Cuba, la solidaridad, el sida, el cine, la CEOE, la democracia imperfecta, la violencia, la genética, Fraga, Flaubert y el quark, el aborto, el cine, los inmigrantes, Yugoslavia, EE UU, las sectas, la posguerra, el bakalao, el amor y el sexo, los pirómanos, el karaoke, Liberia, los clítoris amputados, Gaza, y una lista igual de amplia que ésta.

Pero, aunque el libro recoge 132 columnas de las 300 escogidas por él mismo, Haro está lejos de estar satisfecho con la selección: "¡Qué tontería, eso es imposible, una contradicción".

Por el despacho de su laberíntica casa madrileña juega un perro boxer atigrado, Trotski, protector tan manso que se quema el morro al intentar oler un cigarrillo. Sobre la mesa llena de papeles, carpetas y agendas está el libro: 325 páginas, con letra muy grande, divididas en un prólogo y siete capítulos: Tiempo de miedo, Gruñen desde las cavernas, Derecho a matar, El bolchevismo moral, De la crónica de España, Los condenados de la tierra y Tan lejanos y distintos.

"Han sido los años del nuevo miedo", explica Haro: "Las hordas fascistas están ahí, y los síntomas son tan alarmantes ya que muchos de los que corrieron hacia la derecha empiezan a volver. Proponen a un fiscal que fue miembro del antiguo Tribunal de Orden Público, compañero de Sánchez Covisa y Blas Piñar en Cristo Rey [Luis Poyatos]; ponen al frente de la televisión a un hombre [López-Amor] con antecedentes de abuso de poder... Todo es demasiado peligroso para dejar de tener miedo ..."

Enla introducción, Haro traza un paralelismo entre su trabajo de estos años y el de los sirgadores del Volga, arrieros de barcas por el lodo de los ríos, esclavos sustituibles por caballos, y dice: "Cuando calculo que he escrito unas 3.000 columnas me siento agotado: mejor hubiese puesto un caballo a tirar de esa nave por el fango".

Pero es sólo un amago de su proverbial victimismo. Hoy, Haro se ríe incluso de los ataques de sus enemigos, con la última invectiva de Abc todavía caliente: Ansón le ha llamado "estalinista", Haro le contestó ayer en su columna y promete seguir haciéndolo: "Hasta que se cansen".

¿Y cuándo será eso? "Mi única esperanza es que la gente se dé cuenta de que Aznar no tiene condiciones humanas, ni políticas, y que lo saquen a votazos del poder", responde. Pero que nadie se piense libre del Visto / Oído: "El poder, igual da que sea el de Suárez o el de González, es, por definición, conservador, de derechas y corrupto".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En