Tribuna:

¿Quién garantiza los derechos del público?

Las exigencias de la Confederación de Asociaciones Profesionales Taurinas (CAPT), por las que ha declarado huelga general en todas las plazas de toros de primera y segunda categoría de España y Francia, tienen en las técnicas de análisis de las astas de las reses su punto más conflictivo. En este aspecto los portavoces de la CAPT se han manifestado intransigentes, pues consideran que dichas técnicas no son fiables al 100%. Sin embargo nadie -se ha acordado del público. ¿Quién garantiza al público de toros que sus derechos serán salvaguardados al 100%?¿Quién garantiza a los aficionados a los to...

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Las exigencias de la Confederación de Asociaciones Profesionales Taurinas (CAPT), por las que ha declarado huelga general en todas las plazas de toros de primera y segunda categoría de España y Francia, tienen en las técnicas de análisis de las astas de las reses su punto más conflictivo. En este aspecto los portavoces de la CAPT se han manifestado intransigentes, pues consideran que dichas técnicas no son fiables al 100%. Sin embargo nadie -se ha acordado del público. ¿Quién garantiza al público de toros que sus derechos serán salvaguardados al 100%?¿Quién garantiza a los aficionados a los toros y al público en general que cuando pagan la entrada por asistir a un festejo los toros estarán íntegros al 100% y su lidia se desarrollará completa al 100% en todos los tercios y suertes?

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El albur que representa el resultado de una corrida de toros forma parte de la propia naturaleza del espectáculo, donde hay riesgo para los lidiadores pues se enfrentan con un animal intuitivo, fiero y poderoso, que tendrá un comportamiento bravo o manso, noble o bronco.

Desde el toro pastueño al pregonao, desde el jaquetón al buey de carreta caben todas las posibilidades, a las que los toreros sabrán o no sabrán, podrán o no podrán dar la. adecuada respuesta. Ahí al espectador no cabe ofrecerle garantía alguna, ni a nadie que conozca -aun someramente- los fundamentos de la fiesta se le habría ocurrido tampoco reclamarla jamás.

En cambio, que cuantos participan en la función sean exactamente los anunciados; que los animales de lidia estén autentificados por la edad reglamentaria correspondiente a su condición de toros o novillos, el trapío exigible y la escrupulosa carencia de cualquier tipo de enfermedades o manipulaciones, es un derecho del público que los organizadores del festejo -y los departamentos encargados de su vigilancia- están obligados a garantizarle al 100%.

Infalibilidad

La pretensión de la CAPT -objeto real de la huelga- prescinde de estas garantías, que ni siquiera contempla en la exposición de sus motivaciones. Antes bien las reivindica para sí, exigiendo la infalibilidad de quienes deben sancionar y erradicar los fraudes. Y pretende que mientras ella misma no reconozca esa infalibilidad -sabe Dios cuándo, cómo y por qué- los festejos se celebren con el ganado que le parezca oportuno; sin mas control de integridad que el derivado de los reconocimientos previos, en los que los veterinarios han de calificarlas reses a ojo de buen cubero.Ahí es donde empiezan y terminan las garantías que los taurinos de la CAPT -empresarios, ganaderos, toreros conceden a los espectadores. Unas garantías precarias, evidentemente. Unas garantías muy alejadas del 100%. Unas garantías que más parecen abuso, si no es tomadura de pelo.

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