Airada reacción en Múnich a una exposición sobre 'los crímenes de la Wehrmacht'

La inauguración en Múnich de una exposición itinerante, La guerra de aniquilamiento. Los crímenes de la Wehrmacht entre 1941 y 1945, ha desencadenado una fuerte polémica entre el partido gobernante de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que gobierna en la capital bávara y desempeña la alcaldía de Múnich. Las puertas del Ayuntamiento de Múnich han visto decenas de manifestantes con pancartas. Una de ellas decía: "No difamemos a nuestros valientes", y otra: "Mi padre dio su vida como un soldado decente". Para el sábado se anuncian manifestaciones ...

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La inauguración en Múnich de una exposición itinerante, La guerra de aniquilamiento. Los crímenes de la Wehrmacht entre 1941 y 1945, ha desencadenado una fuerte polémica entre el partido gobernante de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que gobierna en la capital bávara y desempeña la alcaldía de Múnich. Las puertas del Ayuntamiento de Múnich han visto decenas de manifestantes con pancartas. Una de ellas decía: "No difamemos a nuestros valientes", y otra: "Mi padre dio su vida como un soldado decente". Para el sábado se anuncian manifestaciones contra la exposición de neonazis de toda Alemania y a favor de los sindicatos y diversos grupos izquierdistas.

La exposición lleva recorridas más de 15 ciudades en Alemania y Austria. Desde su inauguración, en Hamburgo hace ya casi dos años, ha sido visitada por más de 120.000 personas y hasta ahora no ha habido el menor problema, salvo algún que otro artículo en prensa y declaraciones de políticos a favor y en contra. Se acusa a la exposición de una difamación global de la Wehrmacht, el Ejército alemán de la II Guerra Mundial, y de no sostener la tesis políticamente correcta de que se cometieron "excesos individuales, pero la mayoría eran buenos soldados que cumplían con su deber". Los documentos expuestos se refieren a los crímenes del Ejército alemán en Rusia, Bielorrusia y Serbia, donde los militares profesionales y los soldados alemanes fueron instrumentos ejecutores, más o menos voluntarios, del genocidio.Esta verdad histórica es insoportable para muchos en Alemania. Resulta más cómodo echar las culpas a un puñado de fanáticos nazis, que admitir que el buen padre de familia fue en su día cómplice o ejecutor de asesinatos en el frente o en la retaguardia. En Múnich no habría ocurrido nada, si no se hubiese implicado en una campaña contra la exposición el partido gobernante, la CSU, con singular virulencia.

La exposición consta de documentos fotográficos y cartas de soldados alemanes, en las que queda de manifiesto de forma palpable el entusiasmo con que participaban en los crímenes. "Hoy se ha batido una marca. Hoy por la mañana, hemos fusilado en Belgrado, 122 comunistas y judíos", escribe el 29 de julio de 1941 un soldado de infantería. Esta es una muestra mínima del material expuesto.

La exposición la organiza un Instituto de Investigación Social de Hamburgo, que financia el mecenas Jan Philipp Reemtsma. Este multimillonario progresista, heredero de una empresa tabaquera, se hizo famoso al ser víctima de un secuestró extorsivo, por el que tuvo que pagar muchos millones para su rescate. El presidente de la CSU de Múnich, Peter Gauweiler, acusa al investigador encargado de la exposición de ser un ex comunista y dice que más le valía a Reemtsma "hacer una exposición sobre las víctimas del tabaco".

El presidente de Gobierno de Baviera, Edmund Stoibner, ha declarado a la agencia de prensa DPA que "resulta inaceptable presentar a todos los miembros de la Wehrmacht como cómplices del sistema criminal de Adolf Hitler".

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