Tribuna:

La historia social

Si se me permite la autocita en razón de la urgencia con que están escritas estas líneas, en 1993 escribí que "Artola, Jover, Seco, Palacio, Tuñón, Marichal y Carr han hecho del estudio de la España de los siglos XIX y XX una realidad trascendente, y ello, porque han transformado esa historia en una disciplina rigurosa y académica". Es obvio, y lo escribía así en la ocasión citada, que considero a ese grupo de historiadores -y a Manuel Tuñón de Lara por tanto- como un grupo por muchos conceptos irrepetible, y que veo su obra y su significación en la historiografía española con indisimul...

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Si se me permite la autocita en razón de la urgencia con que están escritas estas líneas, en 1993 escribí que "Artola, Jover, Seco, Palacio, Tuñón, Marichal y Carr han hecho del estudio de la España de los siglos XIX y XX una realidad trascendente, y ello, porque han transformado esa historia en una disciplina rigurosa y académica". Es obvio, y lo escribía así en la ocasión citada, que considero a ese grupo de historiadores -y a Manuel Tuñón de Lara por tanto- como un grupo por muchos conceptos irrepetible, y que veo su obra y su significación en la historiografía española con indisimulada admiración.La significación en concreto que, desde mi perspectiva, tiene Tuñón de Lara en ese contexto se me antoja clara e inequívoca: su nombre y su obra estarán siempre asociados a una idea determinada de la historia social: la historia entendida preferentemente como historia del movimiento obrero y de los conflictos de clase. y el estudio del poder económico y social de las élites como fundamento del poder político y de la estructura del Estado. Añadamos de inmediato que los Coloquios de Pau, que Tuñón de Lara organizó entre 1970 y 1980 -continuados en España en los Coloquios de Historia Contemporánea celebrados, siempre bajo su dirección, a partir de 1984- supusieron uno, de los mayores y más interesantes empeños historiográficos que se hayan llevado a cabo en la historia reciente de la historiografia española.

Probablemente muchos los estimarán por lo que contribuyeron a perfilar y definir los tipos de conceptualización y metodología asociados a la historiografía que más interesaba a Tuñón (en quien las influencias del marxismo y de la escuela de Annales eran notorias). Pero yo los estimo por lo contrario: por lo que tuvieron de apertura -en el caso personal de Tuñón, apertura generosa y cordialísima- hacia otras historiografías, hacia formas de pensar y hacer la historia que en nada coincidían con el pensamiento y las ideas de Tuñón.

Tuñón de Lara abordó en su obra problemas esenciales de la historia contemporánea de España: el poder de las élites, la cultura, el movimiento obrero, la II República, Andalucía, la reforma agraria, la guerra civil, el franquismo. Fue, pues, por derecho a la raíz misma de los grandes problemas de nuestra época, al estudio de la formación y evolución de la España contemporánea y al análisis de las crisis de nuestro tiempo. Para mí, el mejor Tuñón fue el Tuñón de La guerra civil española. 50 años después (1985), su largo ensayo sobre cultura, ideologías y actitudes mentales en la guerra, donde estudiaba las creencias, valores, apreciaciones, juicios y estereotipos implíctos en los mensajes ideológicos de una y otra España, y su elaboración y difusión a través de la propaganda, el cine, la radio, la educación, los lemas y los manifiestos oficiales, para dar así con las claves últimas del comportamiento colectivo. Tuñón mostró en ese ensayo sensibilidad, madurez y conocimientos extraordinarios y, lo que a mi gusto vale más: una excepcional honestidad profesional.

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