Crítica:CONCIERTOS DE NAVIDAD

La vitalidad del dúo Labéque

Buena parte de la música que escuchamos estos días tiene un inevitable aire de fiesta, a veces alegre y en ocasiones melancólico. El martes por la tarde el dúo de pianistas Katia y Marielle Labèque, ambas nacidas en Bayona, junto a la frontera española, tocó para las Juventudes Musicales de Madrid, a cuya presidenta, María Isabel Falabella, dedicaron una hermosa página de Adolfo Berio, el abuelo de Luciano, así titulada: María Isabella.En torno al brillante fragmento, las Labèque organizaron una fiesta musical que de Brahms y sus danzas nos llevaba a Scaramouche, de Milhaud; se d...

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Buena parte de la música que escuchamos estos días tiene un inevitable aire de fiesta, a veces alegre y en ocasiones melancólico. El martes por la tarde el dúo de pianistas Katia y Marielle Labèque, ambas nacidas en Bayona, junto a la frontera española, tocó para las Juventudes Musicales de Madrid, a cuya presidenta, María Isabel Falabella, dedicaron una hermosa página de Adolfo Berio, el abuelo de Luciano, así titulada: María Isabella.En torno al brillante fragmento, las Labèque organizaron una fiesta musical que de Brahms y sus danzas nos llevaba a Scaramouche, de Milhaud; se detenía luego en el Vito del sevillano Manuel Infante, seguía con Stravinski o ritmaba el Ragtime de Scott Joplin. Todo ello interpretado con primor, vitalidad y esa extraordinaria fusión que hace de los dos pianos o las cuatro manos una unidad sonora y estilística.

Juventudes Musicales de Madrid

Dúo Labèque, pianistas. Orquesta de la Escuela Reina Sofía. Director: J. Judd. Auditorio Nacional. Madrid, 17 de diciembre.

Duende de Ravel

En la primera parte, la Rapsodia española, de Ravel, otro artista fronterizo, sedujo a todos con su duende de mágico prodigioso, antes que el gran tópico italiano de Tchaikovski en su Capricho inundase el aire con sus ritmos de tarantela. Lleno absoluto, promesa de becas para jóvenes músicos y clima cordial y extremadamente simpático.Por la noche, la Orquesta de Cámara de la Escuela Reina Sofía estuvo dirigida por el inglés James Judd (Hetford, 1949), un director excelente, preciso, musical, de gran potencia rítmica y fuerza comunicativa. Ha acertado Paloma O'Shea al invitarlo para el concierto de Navidad, patrocinado por Glaxo WeIlcome. Los jóvenes instrumentistas se comportaron con anticipado aire de profesionalidad para darnos versiones muy bellas del Concierto para la noche de Navidad, de Corelli, la Sinfonía en sol menor de Haydn y la formidable Sinfonía concertante en mi bemol, de Mozart. Fueron excelentes solistas Motoko Toba, violinista; Adriana Ilieva, viola, y los españoles Rafael Herrador, Abel Tomás y Javier Gómez Madrigal. El éxito rodeó a todos, maestro y jóvenes profesores.

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