Una particular hazaña

, En unas salas principales de la National Galery of Scotland, de Edimburgo, la exposición sobre el primer Velázquez, recién inaugurada, seguramente obtendrá el mismo éxito apoteósico que las que allí mismo la precedieron, las de Goya y El Greco. En el caso de la de Velázquez se trata, en todo caso, de una particular hazaña, ya que es la primera vez que se aborda, con amplitud, la obra del genial pintor antes de instalarse definitivamente en Madrid en 1623 como pintor de cámara de Felipe IV. La muestra cuenta, entre otras pinturas y esculturas del momento, con una docena de cuadros del, pr...

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, En unas salas principales de la National Galery of Scotland, de Edimburgo, la exposición sobre el primer Velázquez, recién inaugurada, seguramente obtendrá el mismo éxito apoteósico que las que allí mismo la precedieron, las de Goya y El Greco. En el caso de la de Velázquez se trata, en todo caso, de una particular hazaña, ya que es la primera vez que se aborda, con amplitud, la obra del genial pintor antes de instalarse definitivamente en Madrid en 1623 como pintor de cámara de Felipe IV. La muestra cuenta, entre otras pinturas y esculturas del momento, con una docena de cuadros del, primer Velázquez sevillano, procedentes de diversas colecciones españolas, pero también de otros museos europeos y americanos. Destacaban en el conjunto dos obras excepcionales: la Vieja friendo huevos, de la propia Natio-nal Galery de Edimburgo, y El aguador de Sevilla, de la Apsley House de Londres. Junto a ellas, las célebres escenas de género con la cocina de la casa de Marta y María, la de la mulata o los jóvenes comiendo y bebiendo.

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También se pueden contemplar allí algunas escenas piadosas, como la magnífica Adoración de los magos, del museo del Prado, o retratos del calibre del de Luis de Góngora.

El montaje sigue, por lo demás, las pautas decimonónicas que ahora parecen volver a ponerse de moda; esto es: ubicación de los cuadros en las alturas y un cierto abigarramiento. Se trata, en fin, de una pequeña gran exposición que hará historia y que compromete, aún más si cabe, el proyecto de la muestra velazqueña de 1999 en Sevilla, cuya alcaldesa, por cierto, no sólo estuvo presente en Edimburgo, sino que dio una lección de "saber estar" y anunció públicamente su voluntad de que el cuarto centenario del nacimiento de Velázquez no sea un fiasco.

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