Crítica:

Alonso de Santos y Rafa 'El Brujo' inventan un nuevo género teatral

Mérida acoge la versión de 'Anfitrión'

Han inventado un nuevo género escénico, el brujalonso, aunque éste beba en las más tradicionales fuentes del teatro de todos los tiempos. El escritor y director José Luis Alonso de Santos y el actor Rafael Álvarez, El Brujo, han dado con su espectáculo Anfitrión, inspirado en la tragicomedia de Plauto, una vuelta de tuerca a un personal estilo que iniciaron hace tres décadas y presentaron hace un año con la obra plautina La dulce Cásina.

El estudiado disparate de la propuesta escénica, donde El Brujo, con su hiperdesarrollada vis cómica, salta de un personaje a otro, conducido literaria...

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Han inventado un nuevo género escénico, el brujalonso, aunque éste beba en las más tradicionales fuentes del teatro de todos los tiempos. El escritor y director José Luis Alonso de Santos y el actor Rafael Álvarez, El Brujo, han dado con su espectáculo Anfitrión, inspirado en la tragicomedia de Plauto, una vuelta de tuerca a un personal estilo que iniciaron hace tres décadas y presentaron hace un año con la obra plautina La dulce Cásina.

El estudiado disparate de la propuesta escénica, donde El Brujo, con su hiperdesarrollada vis cómica, salta de un personaje a otro, conducido literariamente por Alonso, empieza y termina con el público entregado e involucrado en ese juego metateatral. En las dos primeras representaciones, en el Festival de Teatro de Mérida, donde estarán una semana más, los más de 5.000 espectadores asistentes acabaron en pie y ovacionando el trabajo.No todo ha sido juerga. Alonso de Santos dice que detrás queda un año de duro trabajo, ya que para él esta propuesta teatral, producida por Pentación Espectáculos y el propio festival, llega precedida de un serio y profundo análisis: "Trato de revisar y jugar con las claves de la historia del teatro, de sus estilos, al tiempo que mezclo la historia de la cultura escénica con la ligereza de la comedia", señala.

Toda la complicidad, cuajada durante tres décadas, entre Alonso y El Brujo, cuando empezaron juntos en el teatro independiente en 1967, emana a lo largo de este montaje lleno de aromas que van desde el teatro medieval, hasta el vodevil o la revista más populachera, pasando por el distanciamiento brechtiano. De hecho los conocedores de las colaboraciones entre autor y actor reconocerán guiños y pequeños autohomenajes provenientes de su pasado escénico común.

Ambos inciden especialmente en el elemento clave del teatro plautino: "La obra habla de una religión que recupera la cara del placer, cosa que desvirtuó la religión cristiana, por lo que en estas épocas de estrechez, en lo que concierne a la libertad sexual, nos apetece apostar por los romanos", dicen.

Anfitrión, una de las obras más revisadas con casi medio centenar de versiones escritas por autores tan conocidos como Molière, Jean Giradoux, Heinrich von Kleist o Alfonso Sastre, es la única pieza de la historia del teatro en la que un dios, envidioso de la capacidad amorosa de los mortales, baja a la tierra para acostarse con una mujer, Alcmena, esposa de Anfitrión, personaje interpretado por María José Norte, actriz proveniente del mundo de la revista musical.

Como en anteriores montajes teatrales, El Brujo entra y sale de la representación con una soltura propia de los cómicos de revista. Tan pronto hace de Anfitrión, como de Júpiter, o toma el papel de Plauto, o se pone a hablar de él mismo, como actor que está trabajando encima del escenario, al tiempo que es capaz de tomar el pelo al autor de la versión, en mitad de la función, en un acto de complicidad con el público. Pero por si algún espectador se pierde en este batiburrillo, con el programa de mano se incluyen unas instrucciones, no exentas de ironía.

Junto a ellos colaboran el resto del equipo formado por los actores Emiliano Redondo, Fernando Chinarro, Carlos de Gabriel, Mundo Prieto, Rosa Estévez y Cecilia Solaguren, además de los cuatro músicos que ejecutan en directo las composiciones de Marisa Moro, muchas de ellas convertidas en efectos especiales. La escenografía y vestuario, que reproducen la atmósfera urbana de la Roma del siglo II antes de Cristo, es de Toni Cortés.

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