LAS LEYES DE LA DISCORDIA

La inversión de Repsol en Libia es secreta

EL PAÍS Las compañías petroleras saben el riesgo que corren y por eso la cuantía de sus inversiones en algunos países conflictivos, como Irán y Libia, es confidencial. La española Repsol está, por ejemplo, fuertemente comprometida en el país que dirige el coronel Muammar el Gaddafi, pero no quiere revelar qué desembolsos ha hecho.

Libia, uno de los dos países que pretende sancionar la ley D'Amato-Kennedy, es uno de los tres principales suministradores energéticos de España, junto con Nigeria y Arabia Saudí. El año pasado, las importaciones españolas de petróleo y gas ascendieron a 146.5...

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EL PAÍS Las compañías petroleras saben el riesgo que corren y por eso la cuantía de sus inversiones en algunos países conflictivos, como Irán y Libia, es confidencial. La española Repsol está, por ejemplo, fuertemente comprometida en el país que dirige el coronel Muammar el Gaddafi, pero no quiere revelar qué desembolsos ha hecho.

Libia, uno de los dos países que pretende sancionar la ley D'Amato-Kennedy, es uno de los tres principales suministradores energéticos de España, junto con Nigeria y Arabia Saudí. El año pasado, las importaciones españolas de petróleo y gas ascendieron a 146.500 millones de pesetas. Las compras de crudo a Irán, el otro país que el Congreso de EE UU quiere castigar, fueron de tan sólo 75.700 millones.

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Ninguna empresa española ha hecho una inversión significativa en el sector energético en la República Islámica en los últimos años. No así en Libia. En octubre de 1994, Repsol firmó un acuerdo para la exploración y producción en unos 4.275 kilómetros cuadrados de la región meridional de Murzuk, en el suroeste del país, de tres yacimientos cuyas reservas estimadas entre 800 millones y 1.000 millones de barriles.

Repsol es la operadora del consorcio, en el que posee un 20%, mientras la libia NOC aporta un 50%, la, francesa Total un 15% y la la ustriaca OMV otro 15%. El proyecto preveía construir un oleoducto de 400 kilómetros, de Murzuk hasta la refinería de Zawia, desde donde ya existe otro oleoducto que desemboca en el Mediterráneo.

La producción diaria alcanza ya los 100.000 barriles. La compañía española confía en que, cuando a mediados de 1997, estén concluidas otras instalaciones, se duplique.

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De Libia y su vecina Argelia procede también casi el 70% del gas que consume España a través de Enagas, y este porcentaje aumentará cuando funcione el gasoducto Magreb-España.

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