A por los 100.000 objetores

La plataforma contra los impuestos directos que gravan los recibos del agua en Barcelona y su área de influencia prepara una nueva campaña para después del verano. El objetivo es pasar de las 70.000 familias que actualmente no pagan los impuestos a 100.000. Andreu Naya, dirigente de la asociación, está convencido de que alcanzar la cifra será muy sencillo si se cuenta con ayudas tan inestimables como la de CiU con su pretensión de exportar el problema al resto de España.

La capacidad de convocatoria de la plataforma pareció disminuir en un momento en que el presidente de la Generali...

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La plataforma contra los impuestos directos que gravan los recibos del agua en Barcelona y su área de influencia prepara una nueva campaña para después del verano. El objetivo es pasar de las 70.000 familias que actualmente no pagan los impuestos a 100.000. Andreu Naya, dirigente de la asociación, está convencido de que alcanzar la cifra será muy sencillo si se cuenta con ayudas tan inestimables como la de CiU con su pretensión de exportar el problema al resto de España.

La capacidad de convocatoria de la plataforma pareció disminuir en un momento en que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aceptó negociar. Fue un periodo que coincidió con la campaña de las elecciones autonómicas. Pero la plataforma rechazó entonces firmar acuerdo alguno aduciendo que, en la medida en que la modificación de estos impuestos debe hacerla el Parlamento catalán, no se podía firmar con un Ejecutivo en funciones, incapaz de garantizar que lograría la mayoría suficiente para cumplir lo pactado.

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La plataforma convocó dos grandes manifestaciones el pasado año. La primera, en mayo, con 10.000 asistentes. La segunda, en noviembre, con una cantidad similar. A partir de septiembre puede volver a convocar concentraciones ante la "evidencia de que aquí no se mueve nada. Nadie habla de negociar" explican su dirigentes.

El propio Pujol ha sufrido en carne propia las manifestaciones contra el recibo del agua. Durante una visita a Santa Coloma de Gramenet se topó con un grupo de manifestantes que le abuchearon. Se armó de un megáfono y logró gritar más que ellos para recriminarles su falta de civismo al oponerse a los impuestos. Pese a ello, poco después encargó a Antoni Comas, consejero de Bienestar Social, que mediara en el conflicto. Fue un fracaso total. El conflicto sigue vivo.

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