El País-Aguilar reúne los artículos de Torres, Puértolas, Reyes y Barroso

Presentación simultánea de tres nuevos tomos de 'El viaje interior'

El viaje interior, la colección de textos periodísticos de El País-Aguilar, presentó ayer en Madrid tres nuevos títulos en un almuerzo que reunió a tres de los cuatro autores. Soledad Puértolas justificó La vida se mueve con un bello discurso sobre la igualdad; Maruja Torres, tras confesar que antes no creía y ahora sí cree en la compilación de artículos "pensados para leer y tirar", habló, y bromeó sobre Como una gota; e Igor Reyes-Ortiz defendió sus Crónicas Caribes en solitatio, por la ausencia de su compañero Miguel A. Barroso.

Abrió el fuego Reyes-Ortiz, periodista de 35 años nacid...

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El viaje interior, la colección de textos periodísticos de El País-Aguilar, presentó ayer en Madrid tres nuevos títulos en un almuerzo que reunió a tres de los cuatro autores. Soledad Puértolas justificó La vida se mueve con un bello discurso sobre la igualdad; Maruja Torres, tras confesar que antes no creía y ahora sí cree en la compilación de artículos "pensados para leer y tirar", habló, y bromeó sobre Como una gota; e Igor Reyes-Ortiz defendió sus Crónicas Caribes en solitatio, por la ausencia de su compañero Miguel A. Barroso.

Abrió el fuego Reyes-Ortiz, periodista de 35 años nacido en Bolivia, y coautor, junto al zaragozano Miguel A. Barroso, de una serie de artículos sobre las Antillas que surgieron tras un viaje de tres meses por el Caribe insular. Reyes dijo: "Fue la aventura más cara y disparatada de nuestras vidas".Tampoco el resultado, en principio, fue muy halagüeño: "Tratamos de recoger fragmentos de realidad, no grandes realidades, y conseguimos llegar a la confusión más absoluta". Ahí terció el crítico Ricardo Cantalapiedra: "Lamento ser amigo de Igor", dijo, "pero como él es muy tímido, yo digo que este libro será un clásico del periodismo. Combina el humor, la información y la literatura de una forma muy novedosa".

Entre abrumado y modesto, Reyes explicó que Barroso y él recurrieron al sentido del humor como "autodefensa ante la confusión", y que eso fue motivo de conflicto: "Los dos queríamos meter nuestros chistes, y los dos nos los tachábamos con saña".

Tomó luego el miicrófono Maruja Torres (Barcelona, 1943). "Yo antes no creía en estos libros que recogen material de leer y tirar", dijo de salida. "Pero me topé con Juan Cruz, que me obligó a publicar Amor América, y el resultado fue tan satisfactorio que cuando me volvió a pedir que seleccionara artículos de los diez últimos años, no me pude negar".

Aunque no fue fácil, dijo Torres entre bromas y veras: "Primero los sometí a la prueba de la actualidad. Todo lo que sonara a noticia, al cesto. Después, los pasé por la prueba del sonrojo: algunos eran tan malos que me ponía roja. A la basura. Al final, quedaron estas crónicas, que no sólo no me dan vergüenza sino que son bonitas, y las leo y digo: Coñe. ¿Esto lo he escrito yo? Pues si fueran de otro también me gustarían".

Maruja Torres explicó el título del libro, Como una gota: "Estos artículos se parecen a mí, y al mismo tiempo son sólo una gota más entre las distintas que llenan cada día el periódico".

"Yo escribo para mis iguales, no pretendo convertir a nadie", añadió Torres, antes de añorar la "gira brutal" que realizó con Eduardo Haro Tecglen y Manuel Vicent cuando inauguraron la colección El viaje interior. "Yo iba escayolada y siempre llevaba el mismo vestido, uno de ésos que se secan en una noche. En Sevilla, que son tan finos, me señalaban: !Lleva el mismo de Valencia!"

Luego, se puso tierna: "Diez años después, creo que soy básicamente la misma, aunque un poco más escéptica: cada día creo más en la Ley de Murphy [Todo es susceptible de empeorar]".

La novelista Soledad Puértolas (Barcelona, 1947) también recurrió a la ternura para explicar el porqué de La vida se mueve: "La unidad del libro, y el título, se deben a que los artículos reflexionan sobre la desigualdad que hay en el mundo, las injusticias, la incomodidad de esta sociedad que nos obliga a vivir como en una carrera espacial. Y se debe sobre todo a que lo único que me consuela es que la vida se mueve, que el día nace cada mañana".

Para entonces, alguien tocaba la guitarra, la cantante Rosana Arbelo, que andaba casualmente por allí, entonaba un bolero, y Torres lloraba en el hombro de Murphy.

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