El ministro de Exteriores Dini no ve un drama en aplazar el ingreso de Italia en la moneda única

Para el nuevo Gobierno italiano, la paz social es un objetivo prioritario para la adhesión del país a la Unión Monetaria Europea desde el primer día de la constitución de ésta. Lo sostiene Lamberto Dini, titular de Exteriores del Ejecutivo de Romano Prodi, que desdramatiza las consecuencias de un eventual retraso en el ingreso y excluye la posibilidad de que su país pida una flexibilización de los criterios de Maastricht. Y Prodi comparte esta línea: "Me preocupa más que la unión se haga a tiempo, aunque Italia no esté desde el primer momento en ella".

También Dini, como primer ministro...

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Para el nuevo Gobierno italiano, la paz social es un objetivo prioritario para la adhesión del país a la Unión Monetaria Europea desde el primer día de la constitución de ésta. Lo sostiene Lamberto Dini, titular de Exteriores del Ejecutivo de Romano Prodi, que desdramatiza las consecuencias de un eventual retraso en el ingreso y excluye la posibilidad de que su país pida una flexibilización de los criterios de Maastricht. Y Prodi comparte esta línea: "Me preocupa más que la unión se haga a tiempo, aunque Italia no esté desde el primer momento en ella".

También Dini, como primer ministro y en los debates electorales con representantes del centro derecha, había tendido a pintar con colores presentables la situación de los países que, en enero de 1999, no estén en regla con los criterios de la unión. Se establecerá una relación de cambio entre las monedas de los países que estén dentro y la de los que sigan fuera, venía a decir, de manera que el mercado común no sufra retrocesos. Los dirigentes del Polo eran partidarios de imponer una moratoria.Ayer, coincidiendo con la toma de posesión del nuevo Gobierno con el juramento ante el Presidente de la República, Óscar Luigi Scalfaro, Dini precisó estas ideas en una entrevista realizada días atrás, y publicada por el diario Il Sole-24 Ore.

Dini no descarta en esa declaración que la propia UE pueda acordar un aplazamiento de entrada en vigor de la moneda única, ni tampoco que su país vaya a ser incapaz de sanear a tiempo sus finanzas. Pero sí reconoce la dificultad de ese objetivo. Italia tiene una deuda pública equivalente al 120% del PIB que debería ser reducida a la mitad en el próximo trienio, y un déficit del 7,6% que tendría que ser reducido al 3%.

En ese contexto, declara Dini: "Creo que la estabilidad, el mantenimiento de la cohesión de nuestro país, tenga una importancia primaria. Lo hablé en septiembre, en la cumbre de Mallorca, con el canciller Kohl y el primer ministro Major. Mi opinión no ha cambiado: no debemos aguar los parámetros por arbitrarios que sean. Y sobre todo, no debe ser Italia la que pida interpretaciones flexibles del Tratado. Por otra parte, Maastricht prevé determinadas mayorías de voto para pasar a la tercera y última fase de la unión monetaria, y no creo que los países que hoy piensan poder ingresar tengan la mayoría necesaria para decidir por sí mismos. Italia hará todo lo posible para llegar. a la meta. Está en la buena vía. O sea que máximo esfuerzo, pero siempre que sea socialmente sostenible. Si luego hiciera falta un año más para cumplir el 3%, que así sea".

Desde la banda opuesta, Giarcarlo Pagliarini, primer ministro del llamado Gobierno Sol de la Padania, que ayer celebró su primera reunión en Milán, dio a Prodi indicaciones precisas de cómo se puede hacer un plan de ajuste inmediato, a base de recortar gastos, suspender las jubilaciones anticipadas y las contrataciones en el sector público, para contener en 20 billones de liras (1,7 billones de pesetas) la tendencia del déficit público de este año, sin aumentar la presión fiscal. Pagliarini, que se propone como el interlocutor natural de Prodi por cuenta de la Liga, sugirió que su movimiento está dispuesto a cooperar con el Gobierno si éste adopta medidas correctas. El Gobierno padano tendrá su sede en Venecia.

Silvio Berlusconi, que ayer declaró como testigo ante la magistratura de Brescia por razones desconocidas, afirmó, por su parte, que el Gobierno de Prodi está dominado por la izquierda y anunció una oposición dura. Francesco Storace y Gianni Alemanno, dirigentes de Alianza Nacional, sostuvieron que "Berlusconi puede ser el líder de la oposición, pero no puede ser el punto de referencia para una nueva alianza de gobierno ni el primer ministro de un futuro Gabinete". Los dos diputados de la derecha pidieron, en consecuencia, "una refundación del Polo" y de una reforma de su propio partido.

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