Estreno de una ópera sobre Lorca montada por griegos y franceses Pierre Jourdan presenta 'Llanto, por Ignacio Sánchez Mejias' en Compiègne

"El espectáculo transcurre después del entierro, a través de imágenes surreales que hacen revivir al torero y amigo", explica Pierre Jourdan, director del estreno mundial de Llanto por Ignacio Sánchez Mejias, ópera de Stavros Xarhakos basada en el poema de Federico García Lorca. El acontecimiento tiene lugar a 90 kilómetros de París, en Compiégne, en su teatro imperial, un edificio, cuya primera piedra se puso en 1866, en época de Napoleón IIII, y como anejo al palacio, y que la guerra con Prusia, en 1870, impidió inaugurar.

El teatro ha permanecido cerrado hasta que, en 1991, Pierre Jo...

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"El espectáculo transcurre después del entierro, a través de imágenes surreales que hacen revivir al torero y amigo", explica Pierre Jourdan, director del estreno mundial de Llanto por Ignacio Sánchez Mejias, ópera de Stavros Xarhakos basada en el poema de Federico García Lorca. El acontecimiento tiene lugar a 90 kilómetros de París, en Compiégne, en su teatro imperial, un edificio, cuya primera piedra se puso en 1866, en época de Napoleón IIII, y como anejo al palacio, y que la guerra con Prusia, en 1870, impidió inaugurar.

El teatro ha permanecido cerrado hasta que, en 1991, Pierre Jourdan, con ayudas públicas pero también con patrocinadores privados, lo ha reconstruido para ofrecer cada año una temporada lírica de seis meses en la que se alternan los estrenos y las resurrecciones de compositores y obras mal conocidas. "Evito esa idea que afirma que lo mejor es reponer La flauta encantada una y otra vez, aunque sea con una mala producción, porque ésa sería la única garantía de atraerse público", dice Jourdan.. El deseo de convertir el poema fúnebre lorquiano en la ópera Llanto por Ignacio Sánchez Mejias viene de lejos. En 1967 el compositor Stavros Xarhakos hizo una primera tentativa a partir de la traducción al griego de Nikos Gatsos. La orquesta era un pequeño conjunto de música popular griega con un barítono doblado por un recitante. "La nueva versión no tiene nada que ver con aquélla, aunque haya salvado algunos de sus temas musicales. Ahora todo ha sido pensado para una orquesta de 60 profesores y la tragedia lírica necesita un coro, y el barítono ha sido sustituido por una mezzosoprano y el recitante por una actriz".El fuego y el agua

Un Lorca desdoblado, encarnado por dos mujeres vestidas de hombre: una, Lucile Vignon, la cantante, simboliza, según Jordan, "el poeta y el intelectual"; la otra, Isabel Ayúcar, la que dice el texto, "es el hombre, el Lorca popular. Son el fuego y el agua. Para mí es como una gran obra de Falla con algunos toques de tragedia griega".La producción es franco-griega, porque no ha habido forma' de concretar la participación española -"supongo que les ha parecido extraño ver a Lorca en manos de un griego, un francés y un montenegrino, pues ése es el origen del creador del decorado", dice el director - y de momento, después de su estreno en Compiégne, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías sólo tiene previstas representaciones en Atenas y en Portugal.

En el montaje juega un gran papel el decorado ideado por Miodrag Djuric, más conocido como Dado, que descuartiza toro, torero y poeta en una fantasmagoría en la que dominan el rojo, el blanco y el negro. "Dado es el último gran pintor surrealista vivo" -la opinión es de Pierre Jourdan-, "el último de una cadena que une a Picasso, Miró, Max Ernst y Dalí. Le pedí que inventase el espacio escénico aun y cuando él no trabajó nunca para el teatro. Aceptó porque en la escuela le descubrieron a García Lorca".

En la práctica la realización del proyecto de Xarhakos y Jourdan descansa sobre todo en el buen hacer de las dos intérpretes -magnífica Isabel Ayúcar- y de los guitarristas, asi como en una orquesta que aprovecha la excepcional acústica del local. El coro encuentra dificultosamente su sitio en una obra concebida. como un monólogo interior y la plástica con la que ha sido concebido lo aproxima peligrosamente a los en otra hora célebres caballeros de Amándo de Ossorio. El público que llenaba la sala aplaudió con entusiasmo, sin duda sorprendido por el riesgo de la apuesta y por la entrega de todos cuantos intervienen en el montaje.

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