Intentos en Italia de crear una república presidencial a la francesa

La baza sorpresa se llama semipresidencialismo a la francesa. Tras negociar durante dos semanas la introducción en Italia de la elección directa del primer ministro y llegar en la noche del martes al borde de la ruptura, los partidos italianos, con envidiable volubilidad jurídica, descubrieron ayer esa carta del semipresidencialismo, que siempre había estado sobre la mesa. No hay acuerdo, pero sí posibilidad de alcanzarlo. Suficiente, para que el jefe de Estado, Oscar Luigi Scalfaro, designe hoy un nuevo primer ministro, pero quizá no para que el nuevo Gobierno supere la próxima primavera, si ...

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La baza sorpresa se llama semipresidencialismo a la francesa. Tras negociar durante dos semanas la introducción en Italia de la elección directa del primer ministro y llegar en la noche del martes al borde de la ruptura, los partidos italianos, con envidiable volubilidad jurídica, descubrieron ayer esa carta del semipresidencialismo, que siempre había estado sobre la mesa. No hay acuerdo, pero sí posibilidad de alcanzarlo. Suficiente, para que el jefe de Estado, Oscar Luigi Scalfaro, designe hoy un nuevo primer ministro, pero quizá no para que el nuevo Gobierno supere la próxima primavera, si es que se forma.

Pedir a alguien que calcule las posibilidades de que el primer ministro in pectore, quien quiera que sea, logre la confianza, del Parlamento italiano, sería tan cruel como exigir a un italiano medio o menos medio que explique el desarrollo de la crisis política actual.Hace una semana se perfilé el acuerdo sobre la elección directa del primer ministro, pero finalmente Alianza Nacional (AN) y el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) no se entendieron sobre cuán directa o indirecta debía ser la elección citada.

Ahora, en el debate apenas comenzado sobre la república semipresidencialista y la introducción del doble tumo electoral, AN y PDS polemizan intransigentemente sobre la dosis de presidencialismo que debe incluir la fórmula. Naturalmente, AN es siempre más presidencialista y el PDS más parlamentarista.

Sí a esto se añade que esos dos partidos -llamados a negociar la paz por un Silvio Berlusconi que todavía hace pocas semanas sólo pedía elecciones y guerra- siguen totalmente enfrentados sobre la personalidad del presidente del Gobierno que apoyarían -el PDS exige un nuevo mandato para Lamberto Dini, y AN lo veta- o sobre la política económica que deberá desarrollar el nuevo Gobierno, se entenderá que la gestación de ese eventual Gabinete sigue tan amenazada como cuando hace 15 días la crisis fue declarada abierta.

Lo único claro es que Silvio Berlusconi, procesado por corrupción y seguro de que, con la actual ley electoral, sin el apoyo de la Liga Norte no se gana, trata de evitar las elecciones generales. Por el segundo motivo citado, también Massimo d'Alema, el líder del PDS, aceptaría un pacto para las re. formas políticas. Se ha mostrado siempre decidido al voto Gianfranco Fini, líder de AN, seguro de que, gane quien gane, su partido crecería.

El bloque contrario a las elecciones es mayoritario, ya que se suman a él todos los partidos centristas. Pero la dificultad de evitarlas es tanta como poner de acuerdo hasta 28 representantes de fuerzas políticas con presencia en el Parlamento de Italia. Sobre todo teniendo en cuenta que la Liga hace su juego y desplaza su voto decisivo a favor o en contra de los comicios, según le convenga.

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La confusión reinante revela la profundidad de la crisis política en que está sumido el país y las dificultades para superarla con una inevitable reforma.

En el bloqueo político que se arrastra desde hace más de un año prevalecen las tácticas acorto plazo, y es plausible que Gianfranco Fini afloje la mario en un cierto :momento simplemente para que no se rompa su alianza con Forza Italia. Pero no suelta la cuerda con la que puede hacer caer al Gobierno, siempre frágil. por la fuerza de las cosas.

Hace dos meses, Fini aseguraba que las elecciones se celebrarían en junio, y la misrna previsión hacia D'Alema. Con acuerdo o sin él, parece el desenlace más probable. Entre otras cosas, porque los italianos no saben ya si deben mirar hacia Israel, único país del mundo que ha introducido la elección directa del primer ministro, o a la Francia presidencialista.

[La fiscalía de Milán pidió ayer que los ex primeros ministros Silvio Berlusconi y Bettino Craxi sean juzgados por financiación ilegal del partido socialista, según indicaron ayer fuentes judiciales, informa France Presse. La petición ha sido comunicada al juez que realizó las investigaciones preliminares, el cual deberá decidir si ha lugar o no a juzgar a los dos ex líderes junto a otras 19 personas implicadas en el caso].

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