Borrell defiende la progresiva implantación de impuestos 'verdes'

Con su experiencia de ex secretario de Estado de Hacienda y de actual ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, José Borrell defendió ayer la implantación de "impuestos ambientales de carácter finalista"; es decir, con objetivos concretos, destinados a fondos específicos, "para que la sociedad visualice bien la razón de esos gravámenes y los acepte". Puso el ejemplo de la tasa creada por su departamento en otoño: un impuesto a los aceites lubricantes, pero con un fin muy preciso, el de facilitar su reciclado. Dinamarca y Suecia son los países más avanzados en esta revolución fi...

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Con su experiencia de ex secretario de Estado de Hacienda y de actual ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, José Borrell defendió ayer la implantación de "impuestos ambientales de carácter finalista"; es decir, con objetivos concretos, destinados a fondos específicos, "para que la sociedad visualice bien la razón de esos gravámenes y los acepte". Puso el ejemplo de la tasa creada por su departamento en otoño: un impuesto a los aceites lubricantes, pero con un fin muy preciso, el de facilitar su reciclado. Dinamarca y Suecia son los países más avanzados en esta revolución fiscal.Borrell inauguraba así el I Congreso Internacional sobre la Protección'Fiscal del Medio Ambiente, organizado por el Colegio de Abogados de Madrid y la Universidad Complutense. El ministro reconoció que estos impuestos consiguen mayor eficacia si se aplican con criterios internacionales, pues, si no, pueden tener efectos adversos en la competitividad de las economías nacionales. Para que estos gravámenes calen, Borrell señaló además la necesidad de que emerja "una clase media ambiental, entre la actual indiferencia de la mayoría de los ciudadanos y el radicalismo de los militantes".

La tesis de Borrell se enmarca dentro de una corriente mundial que cuenta cada vez con más apoyos: la que reclama una revolución fiscal, de modo que disminuyan los gravámenes a la renta, el patrimonio, el trabajo y el ahorro; y aumenten las tasas sobre la explotación y contaminación de recursos naturales -desde la emisión de gases o ruidos hasta la generación de residuos-. Hace una semana pidió lo mismo el prestigioso Worldwatch Institute, de EE UU. El PSOE lo ha recogido en su programa electoral: "Profundizaremos en el concepto de impuestos específicos ambientales con carácter finalista". Y en la Comisión Europea hay diversos informes al respecto.

Dinamarca es el país que más ha avanzado en esta reforma fiscal, como se mostró ayer en el congreso de Madrid. Dentro de la UE, también han comenzado a aplicarla desde comienzos de la década Francia, Holanda y Suecia, país éste donde se alteró el origen del 10% de lo recaudado por el fisco.

Ana Yábar, catedrática de Economía de la Complutense, destacó: "Hay que propiciar una reforma fiscal económica, eficaz para enfrentarse tanto a la contaminación y al agotamiento de los recursos naturales como al paro". Insistió también en la "escasa eficiencia de las estructuras tributarías actuales", demasiado centradas en el trabajo y la renta.

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