Entrevista:

"Hay que aprender a amar incluso a lo que se odia"

"Los seres humanos hemos venido viviendo en contra de la ley del amor, cometiendo todo tipo de infracciones de un lado y del otro", dice convencida Laura Esquivel, la autora de Como agua para chocolate, que ayer estuvo en Madrid para presentar su nueva obra, titulada precisamente La ley del "amor (Plaza y Janés). Son varias las cláusulas de ese mandamiento al que se refiere el nuevo título de la escritora mexicana, pero la principal podría condensarse así: "Aprender a amar todo, inclusive lo que se odia, que es lo más difícil". -Pero Esquivel no relaciona esto con el catolicismo ...

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"Los seres humanos hemos venido viviendo en contra de la ley del amor, cometiendo todo tipo de infracciones de un lado y del otro", dice convencida Laura Esquivel, la autora de Como agua para chocolate, que ayer estuvo en Madrid para presentar su nueva obra, titulada precisamente La ley del "amor (Plaza y Janés). Son varias las cláusulas de ese mandamiento al que se refiere el nuevo título de la escritora mexicana, pero la principal podría condensarse así: "Aprender a amar todo, inclusive lo que se odia, que es lo más difícil". -Pero Esquivel no relaciona esto con el catolicismo sino con Oriente y con el Mazdasnan, filosofía que supuestamente fundó Zaratustra: "Medito a diario. Medito por las mañanas. Practico desde muy joven estas disciplinas. Equilibra muchísimo". Laura Esquivel explica que la meditación le ha ayudado a aislarse frente al ruido causado por el éxito internacional de Como agua para chocolate, al que siguió el sonado divorcio y la disputa económica que todavía mantiene con su ex marido, Alfonso Arau, director de la película basada en la novela.

Siguiendo la máxima principal de la ley del amor, Esquivel asegura que no guarda rencor alguno a Arau, con el que convivió 18 años y con el que tuvo una hija, de 20 años. Eso pese a que Arau, según la versión de Esquivel, le hizo firmar un contrato de renuncia de los derechos no literarios de Como agua para chocolate. "No leí el contrato porque nunca creí que tenía que desconfiar. Se me dijo que era una traducción al inglés de un documento previo, pero no era así. ¡Yo no iba a leer un contrato que me estaba enviando mi esposo!"

En plena trifulca legal, Esquivel añade: "Sé que tengo las de perder". Y se queja de los gastos en abogados, tras una separación que la dejó "sin dinero, sin casa, sola". Pero afirma que volvería a firmar aquel contrato en aquellas circunstancias. "Yo no voy a cambiar", asegura. "Hay gente que reacciona y dice que no volvería a confiar en nadie. Yo sí creo en el ser humano. No creo que haya sido una falla mía. Lo volvería a hacer, porque si deposité en alguien mi confianza y falló, no falló el género humano sino esa persona".

Arau, asentado en Hollywood, donde ha dirigido a Keanu Reeves y Aitana Sánchez Gijón en la película Un paseo en las nubes, contraatacó con uña demanda judicial en la que acusa a Esquivel de "difamación y fraude". Mientras tanto, Esquivel se lanzaba a una gira por Chile, Argentina y España para presentar La ley del amor, un libro que incluye un disco compacto y varias páginas coloreadas de cómic.

La historia comienza en 1527 y a partir. de ahí salta al 2.200. Esquivel cree en la reencarnación y habla en su novela de otra realidad. "Doy una explicación a mi manera y, con mucho humor", dice la autora, fascinada con los mundos paralelos a los que aún no ha llegado la ciencia. El del sonido, por ejemplo. O el de Puccini. "Si aceptamos que el sonido puede romper una copa de cristal, qué no hará en nuestro interior", comenta.

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