Entrevista:WAYNE SHORTER | SAXOFONISTA

"Estaba cansado de componer en habitaciones de hotel"

El saxofonista Wayne Shorter, que actuó en Madrid y Sevilla la pasada semana ha roto con nueve años de silencio discográfico. El primer disco de Shorter para el sello Verve, titulado High life, cuya presentación en directo le mantendrá ocupado hasta la primavera de 1996. Se le ve feliz. "Necesitaba tiempo para meditar en profundidad", afirma. "Durante estos años he podido ver magníficas películas, buenos libros, estudiar budismo y preguntarme acerca de cuál es mi verdadero nombre. Estaba cansado de componer en habitaciones de hotel y en aviones. Ese ritmo frenético, quizá dé una idea ro...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El saxofonista Wayne Shorter, que actuó en Madrid y Sevilla la pasada semana ha roto con nueve años de silencio discográfico. El primer disco de Shorter para el sello Verve, titulado High life, cuya presentación en directo le mantendrá ocupado hasta la primavera de 1996. Se le ve feliz. "Necesitaba tiempo para meditar en profundidad", afirma. "Durante estos años he podido ver magníficas películas, buenos libros, estudiar budismo y preguntarme acerca de cuál es mi verdadero nombre. Estaba cansado de componer en habitaciones de hotel y en aviones. Ese ritmo frenético, quizá dé una idea romántica del proceso creativo, pero sólo le resulta rentable al manager", subraya con ironía.Quien fuera pieza clave del histórico quinteto de Miles Davis de los años sesenta parece haber tomado el relevo de su antiguo patrón, para mantener viva una filosofía de creación omnívora, inclasificable y defensora a muerte del espíritu de cambio. En su concierto madrileño el pasado día 10 revalidé su viejo afán de mantener un equilibrio preciso entre los pasajes improvisados y los escritos, y su gusto por el diseño de orquestaciones sintetizadas de ribetes casi sinfónicos Su sabiduría armónica sigue sirviéndole bien para dibujar melodías de atractivo nunca trivial, pero la acuciante, base rítmica que ahora las envuelve amenaza su frescura.

Glorias Pasadas

Su verdadero nombré sigue ligado al de la historia de la música que elude los compartimentos estancos. No necesita ampararse en glorias pasadas para reclamar un lugar de relieve en la escena actual. Bastaría, citar alguno de sus libros emblemáticos, en especial aquel extraordinario Speakno evil de 1964, para recibir tratamiento de grande del jazz, pero Shorter prefiere forjar su propia historia en vez de participar en la escrita por los mal informados. "Miles Davis insistia en que no deberíamos permitir a los ignorantes dar su versión de los hechos", recuerda. "Si lo consentimos, solía decirme, contarán cualquier mentira que les interese divulgar"La mala o nula información es, según Shorter, uno de los grandes males de la sociedad norteamericana. "El otro día vi", comenta, "un concurso en el que se preguntaba dónde estaba Lisboa. El concursante respondió qué en Puerto Rico. La perpetuación de esta clase de errores les interesa mucho a quienes ejercen el control económico. Por eso me alegra que los indios estén creando en las reservas nuevos medios de subsistencia. Incluso están explotando casinos, pero no con el ejemplo de Las Vegas en mente, sino con la idea de regir su propio destino y alcanzar cierta independencia económica".

"En realidad", continúa, "todo se reduce a acceder a una elevada condición vital, a un estado indestructible capaz de resistir los embates de cualquier agente agresivo externo. Mi disco High life refleja lo que podría ser mi visión de la eternidad. Hasta lo más lamentable, la tragedia pura, puede servir de combustible para un cambio total. El pensamiento creativo es la mejor medicina para seguir viviendo de manera digna".

Sobra decir que el concepto musical de Shorter sólo se puede explicar a través de su curiosidad general hacia todas las formas artísticas. El cine en particular acapara buena parte de sus intereses más recientes. "Los matices que busco en mi música se inspiran en los que aportaban a las películas los antiguos actores de carácter", aclara. "Ya no queda ninguno. Ahora todos son protagonistas clónicos salidos de la misma escuela, con registros de voz calcados y abanicos expresivos, muy limitados El último gran actor fue Marlon Brando, y Antonio Banderas Podría llegar a serlo si no se deja encasillar. Las etiquetas son droga que adormecen la creatividad".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En