Crítica:CLÁSICA

El maestro sin batuta

Compositores de varias generaciones, musicólogos y admiradores de la trayectoria de Enrique Franco se reunieron para mostrar su afecto al "maestro sin batuta", en palabras previas al acto del director de la Residencia, o al "músico que habla de música" como señaló el director del Festival.El concierto se dividió en cuatro partes y mostró varios de los aspectos en que se ha desarrollado la actividad de Enrique Franco. No son los únicos, evidentemente. Los lectores de EL PAÍS saben mejor que nadie las líneas de su pensamiento musical, desarrollado en sus críticas.

La primera parte estuvo ...

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Compositores de varias generaciones, musicólogos y admiradores de la trayectoria de Enrique Franco se reunieron para mostrar su afecto al "maestro sin batuta", en palabras previas al acto del director de la Residencia, o al "músico que habla de música" como señaló el director del Festival.El concierto se dividió en cuatro partes y mostró varios de los aspectos en que se ha desarrollado la actividad de Enrique Franco. No son los únicos, evidentemente. Los lectores de EL PAÍS saben mejor que nadie las líneas de su pensamiento musical, desarrollado en sus críticas.

La primera parte estuvo dedicada a sus maestros y amigos -Conrado del Campo, Rogelio del Villar, Joaquín Nin- e incluyó la primera composición de Enrique Franco, A la orilla del mar, para voz y piano, una partitura de primeros de los cuarenta, con cierto aroma a Esplá.

Festival de Otoño

Homenaje a Enrique Franco.Residencia de Estudiantes, 6 de noviembre.

En la segunda parte del concierto se recordaron los días del grupo Nueva Música, fundado en 1958 por unos compositores inquietos y en desacuerdo con los criterios musicales existentes. Enrique Franco se erigió en impulsor y animador, desde el periodismo musical, de una experiencia que engloba a los Halffter, De Pablo, Barce, García Abril y otros muchos. Aunque no pertenecía al grupo, se incluyó en el concierto de la Residencia un cuarteto de Gombau de 1967 dedicado a Enrique Franco, y dos villancicos de éste para canto y piano con textos de Alberti.

Dos de sus grandes dedicaciones, el compositor Manuel de Falla y la fundación Isaac Albéniz, aglutinaron la tercera parte del programa, una sección que terminó con las emotivas Burgalesas (1957) del propio Franco, tres canciones sobre temas del cancionero de Olmeda, dedicadas a una burgalesa, su mujer Ana Mari.

El concierto terminó con un apartado especial dedicado a los días de radio de Franco, evocando dos sintonías, la de Mompou para la SER y la de Mateo Albéniz para RNE. Dos obras de compositores ligados a la radio, Miguel Alonso y Tomás Marco, y otra composición de Franco sobre textos de Manuel Aznar (padre de José María Aznar) cerraron el programa.

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