FERIA DE GUADALAJARA

Torear con ala delta

Un banderillero de carmesí y azabache vestido, llevaba un capote con varillas que parecía un ala delta. No es cuestión baladí: ir al toro con ala delta equivale a torear de incógnito. Un toro que vea cómo le ponen delante el ala delta, se cree que va a empezar el guiñol.La novedad no fue el capote provisto de varillas sino que lo manejara un solo hombre, pues hay corridas en las que lo utilizan unos cuantos; a veces, los nueve cabales del peonaje, y hacen todos el más espantoso de los ridículos.

Los reglamentos no habían dicho hasta ahora nada acerca de la naturaleza de los capotes ...

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Un banderillero de carmesí y azabache vestido, llevaba un capote con varillas que parecía un ala delta. No es cuestión baladí: ir al toro con ala delta equivale a torear de incógnito. Un toro que vea cómo le ponen delante el ala delta, se cree que va a empezar el guiñol.La novedad no fue el capote provisto de varillas sino que lo manejara un solo hombre, pues hay corridas en las que lo utilizan unos cuantos; a veces, los nueve cabales del peonaje, y hacen todos el más espantoso de los ridículos.

Los reglamentos no habían dicho hasta ahora nada acerca de la naturaleza de los capotes y las muletas, entre otras razones porque el arte de torear había fijado su composición y sus medidas. Sin embargo han hecho de su libertad tal abuso determinados toreros, que será conveniente especificar por decreto el tamaño, corte y confección. Paco Ojeda usaba un capote que se sospecha había sido fabricado en astillero y, retirado, ha debido heredarlo Enrique Ponce que, lo abre, y parece la carpa de un circo.

Galache / Mendes, Arranz, Tato

Cuatro toros de Francisco Galache, tres anovillados y armados, 4º mocho; mansos. 5º de Ernesto Louro, cornalón, manso,- 6º de Terrubias, con trapío y casta. Víctor Mendes: dos pinchazos y estocada caída (silencio); pinchazo, estocada saliendo encunado y descabello (oreja). Juan Carlos Arranz: pinchazo bajo, estocada delantera atravesada -aviso adelantado- y descabello (silencio); media atravesada, tres pinchazos -primer aviso-, cuatro pinchazos, media pescuecera -segundo aviso- y cinco descabellos (bronca). El Tato: pinchazo bajo y estocada corta atravesada (oreja); espadazo en el costillar, pinchazo y metisaca trasero bajísimo (silencio). Plaza de Guadalajara, 15 de septiembre. 2ª de feria. Tres cuartos de entrada.

La innovación de los banderilleros consiste en meter dos varillas o estoquilladores en los bordes superiores del capote, de manera que siempre está abierto en abanico de pasta dura y a los efectos equivale a utilizar dos muletas. Con eso bregan (mal, evidentemente) y cuando se meten en el burladero, ha de salir de allí todo el mundo pues el ala delta lo ocupa entero.

Los matadores no dicen nada, que se sepa. Los matadores están muy agradecidos a sus peones, que les dictan las faenas. Póncela, piérdele pazo, ámono, les gritan desde el burladero asomando la nariz por encima del ala delta, y pues la ponen, y lo pierden y se van, y cortan orejita, el triunfo se lo deben a los apuntadores. Víctor Mendes, en cambio, es de los pocos diestros que no admiten lecciones de las cuadrillas. "¡A ver ese gallinero!", les reconviene desde el centro del redondel. Quizá sea porque es de los pocos que aún tienen torería. Se le advirtió en Guadalajara. Buen lidiador, fácil con las banderillas, valiente muletero, pisó los terrenos a sus toros reservones, les sacó derechazos, una tanda de naturales al cuarto, éste le pegó un topetazo terrible al entregarse en el volapié, y cortó la oreja.

El Tato, que recibió al tercero con dos largas cambiadas y se arrodilló en la faena de muleta, aguantó acosones del incierto animal, sufrió dos volteretas de las que se rehizo con arrojo, sin perder la color. Estuvo igual de valiente en el sexto, mas la casta de este Terrubias le desbordó, no pudo dominarlo y lo mató al infamante estilo, acuchillándole los bajos.

Los lances torerísimos con que Juan Carlos Arranz saludó al segundo constituyeron una sorpresa. Ya de novillero se le perdió la pista y su reaparición en Guadalajara al cabo de los años. muchos la consideraron una temeridad. Quizá exageraban, pero es evidente que no está para trotes. Decoroso en ese incierto segundo, pasé las de Caín para matar al quinto, un manso al que convirtió en pregonao la impericia del matador y su cuadrilla. Les sobró toro y les faltaba capa. Ni con el ala delta se atrevían a torearlo.

Triunfan Sánchez y Puerto

Por otra parte, en Salamanca se lidiaron toros de San Román. Enrique Ponce, aviso y silencio; ovación. José Ignacio Sánchez, dos orejas y palmas. Rivera Ordóñez, oreja y aplausos. En Albacete, cinco toros de Joaquín Núñez y uno de Pasquau. Manzanares, silencio; aviso y ovación. Jesulín, oreja; dos avisos y pitos. Víctor Puerto, oreja en ambos.

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