CONFERENCIA MUNDIAL DE LA MUJER

Los países islámicos ceden en igualdad de la herencia y los ricos en dar mas recursos a la mujer

Las ONG latinoamericanas 'revientan' el pleno de Pekín pidiendo justicia económica

Lo innegociable se acordó ayer. Los países ricos -UE y Estados Unidos, máximos donantes de ayudas al desarrollo- consintieron en hablar en el documento de Pekín de "nuevos recursos", aunque fuera de una forma genérica, y los islamistas aceptaron una nueva redacción sobre la herencia que establece la igualdad de derechos para hombres y mujeres. Para las organizaciones no gubernamentales, lo importante seguían siendo ayer los recursos para invertir en programas e igualdad. Tanto que las ONG latinoamericanas reventaron el pleno y celebraron la mayor manifestación realizada en esta cumbre.

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Lo innegociable se acordó ayer. Los países ricos -UE y Estados Unidos, máximos donantes de ayudas al desarrollo- consintieron en hablar en el documento de Pekín de "nuevos recursos", aunque fuera de una forma genérica, y los islamistas aceptaron una nueva redacción sobre la herencia que establece la igualdad de derechos para hombres y mujeres. Para las organizaciones no gubernamentales, lo importante seguían siendo ayer los recursos para invertir en programas e igualdad. Tanto que las ONG latinoamericanas reventaron el pleno y celebraron la mayor manifestación realizada en esta cumbre.

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La embajadora egipcia, Merwat Talawy, aseguraba el día anterior que la igualdad de la herencia era innegociable. Ayer, sin embargo, una nueva redacción del artículo, que habla de "eliminar la injusticia y los obstáculos en relación con la herencia que afecta a las niñas" y que estas últimas no sean discriminadas, fue aceptada por consenso. Según Talawy, el Corán dice que las mujeres sólo pueden percibir el 50% de la herencia, pero no tienen la obligación de mantener la casa y la familia. "En otra parte del Corán se habla, sin embargo, de que la mujer debe recibir más por otros conceptos", decía ayer Batool Ahmadi asesora del Ministerio de Salud de Irán. "No es un problema del Corán, sino de su aplicación".Ni la UE ni Estados Unidos hicieron mucha presión sobre este punto. "Las mujeres de los países confesionales islámicos nos dijeron que no insistiéramos porque se iba a interpretar como una presión occidentalizadora", explicó la portavoz europea, Cristina Alberdi.

Uno de los grandes asuntos pendientes era el de los recursos financieros, y sobre él se ha adoptado una fórmula genérica que expresa que el éxito de esta gran reunión requerirá el compromiso de movilizar "nuevos y adicionales recursos" para los programas con perspectiva de género, o sea, que trabajen por la igualdad. En esta dotación se incluyen todos los fondos disponibles, como los recursos privados, y hacen una explícita declaración sobre el exceso de gastos militares y el peso que la deuda externa supone para muchos países, culpables del aumento de pobreza.

Este asunto preocupa especialmente a las ONG, que ayer, día reservado para sus intervenciones en el pleno, lograron llamar la atención rompiendo la disciplina del mismo y realizando la que, seguramente, ha sido la manifestación más ambiciosa de las realizadas dentro del vestíbulo del congreso, donde la ONU tiene prohibida cualquier protesta. El fuego lo abrió Virginia Vargas, coordinadora regional de ONG de América Latina, que, en vez de aprovechar su tiempo en el plenario, hizo tres preguntas a los delegados: "¿Como lograr la justicia social? ¿Como obtener recursos suficientes? ¿Con que mecanismos?". Desplegó una pequeña pancarta pidiendo justicia social y guardó silencio durante los 10 minutos que le correspondían. La ovación fue inmensa. El abucheo también, cuando le arrebataron la pancarta.

Después, unas cuatrocientas mujeres hicieron la protesta a la entrada del centro, donde están expresamente prohibidas por la ONU. Al principio fue silenciosa; después, con gritos pidiendo recursos. Los organizadores norteamericanos, con amable contundencia, invitaron a las mujeres a disolverse. "No se trata sólo de que los países ricos pongan dinero", decía Virginia Vargas, una histórica feminista peruana. "También nuestros Gobiernos deben hacer justicia social".

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