Philip Glass quiere actualizar el canon de la msica comtemporánea

El compositor Philip Glass, a sus 58 años, está realizando una de matadoras giras promocionales que implican desayunar en un país europeo y cenar en otro. Se trata de explicar la aventura de Point Music, su discográfica, y ése es un asunto que le apasiona. Basta hacerle una pregunta para que se dispare durante 20 minutos: "En realidad, Point es la biografía de mis intereses musicales". Al borde del fin de siglo, Glass ve urgente la revisión del canon de la música contemporánea.

"Es extraordinario comprobar que la música que nosotros estudiamos y que nos proponían como modelo ha caíd...

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El compositor Philip Glass, a sus 58 años, está realizando una de matadoras giras promocionales que implican desayunar en un país europeo y cenar en otro. Se trata de explicar la aventura de Point Music, su discográfica, y ése es un asunto que le apasiona. Basta hacerle una pregunta para que se dispare durante 20 minutos: "En realidad, Point es la biografía de mis intereses musicales". Al borde del fin de siglo, Glass ve urgente la revisión del canon de la música contemporánea.

"Es extraordinario comprobar que la música que nosotros estudiamos y que nos proponían como modelo ha caído totalmente en el olvido, con la excepción de algunas piezas de Hindemith y, poco más", declaró ayer Philip Glass. "Creo que se deben perder los prejuicios eurocéntricos y despojar las valoraciones estéticas de connotaciones políticas. Me decían en Italia que Luciano Berio es el Beethoven del siglo XX y tuve que responder que no, que Berio es interesante pero que colgarle esa etiqueta resulta absurdo e injustificable".En 1990, Glass viajó a la central holandesa de Philips para exponer una idea: "Con mi gente había creado una infraestructura de estudios con producción discográfica, promoción de giras y demás. En Philips entendieron que el mercado clásico estaba saturado de Mozart y Bach y todos los grandes compositores europeos, que era necesario ampliar el repertorio y trabajar con creadores vivos".

Point Music ha editado una docena de referencias y todos tán satisfechos: "Hay discos que no han vendido mucho, pero Hans Kinzl, presidente de Philips, me dijo que cada uno de los lanzamientos era defendible, que eran discos capaces de superar el paso del tiempo. ¡Ésa es la idea!".

La compañía tiene cuatro líneas. "Primero, la world music, los sonidos étnicos tratados sin prejuicios. Desde que se descubrió a Ravi Shankar, no hay compositor vivo que no haya sentido esa influencia". Luego está la documentación de piezas claves de la vanguardia de los últimos decenios: "Hemos retomado obras de Gavin Bryars que no estaban disponibles o que se grabaron en condiciones precarias. Y queremos hacer lo mismo con John Cage o Conlon Nancarrow, que están reconocidos pero nunca han sido presentados de forma adecuada".

Tercero, Glass graba a compositores actuales como Todd Levin o Gienn Branca. Lo más polémico es la cuarta vía: Glass recicló piezas de Brian Eno y David Bowie en su propia Low symphony, y ahora publica Us and them, adaptaciones sinfónicas de Pink Floyd.

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