LA MAESTRANZA

Novillero valiente

Carlos Pacheco es un novillero valiente. Sorprende sobremanera la decisión, el ánimo, la fe y la seriedad de un debutante que no derrocha calidad artística, pero sí desprende la gracia que se deriva de la emoción, del valor y el deseo auténtico de ser torero. Pacheco no obtuvo un triunfo arrollador, pero dejó la impronta de su seriedad, que es sello suficiente para ser tenido en cuenta.

Es vulgar con el capote, pero muestra una gran seguridad en el tercio final. Sus dos novillos, mansos y manejables, le permitieron faenas con altibajos, pero presididas por el toreo ajustado y la lig...

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Carlos Pacheco es un novillero valiente. Sorprende sobremanera la decisión, el ánimo, la fe y la seriedad de un debutante que no derrocha calidad artística, pero sí desprende la gracia que se deriva de la emoción, del valor y el deseo auténtico de ser torero. Pacheco no obtuvo un triunfo arrollador, pero dejó la impronta de su seriedad, que es sello suficiente para ser tenido en cuenta.

Es vulgar con el capote, pero muestra una gran seguridad en el tercio final. Sus dos novillos, mansos y manejables, le permitieron faenas con altibajos, pero presididas por el toreo ajustado y la ligazón. Y mostró, además, capacidad de improvisación y amplio repertorio. Cuando trataba de adornarse ante su primero, cayó de rodillas en la cara del novillo e improvisó un farol cambiado muy torero; a continuación, intentó repetir el pase y fue desarmado. Comenzó la faena al segundo con un pase cambiado de rodillas, se lució en una buena tanda de derechazos, se ganó una espectacular voltereta en un abaniqueo por la espalda y cobró una gran estocada.

Muñoz / Muñoz, Rondino, Pacheco

Novillos de Cayetano Muñoz, desiguales, mansos y manejables.Antonio Muñoz: silencio; aviso y silencio. Miguel Ángel Rondino: vuelta en los dos. Carlos Pacheco: ovación; oreja. Plaza de la Maestranza 10 de septiembre. Algo menos de media entrada.

El resto del festejo fue un tostón magníficamente amenizado por la banda de música. Así, mientras un torero huía o el otro daba un trapazo, las notas musicales desconocidos pasodobles sonaban a gloria. Antonio Muñoz posee escasas cualidades toreras. Su primero fue complicado y el novillero optó por no jugarse nada. Le faltó valor. En el otro, manejable, se mostró vulgar, pesado y nunca se cruzó.

Rondino, muy decidido, le faltó acoplarse. Brilló en una tanda de naturales en el quinto, pero sus faenas resultaron rápidas y poco ordenadas.

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