CIU rebaja su dureza con el Gobierno tras recibir garantías de que sólo deberá apoyarle hasta marzo

El peligro de la ruptura brusca y sin, control entre el Gobierno y CIU parece haber desaparecido. El presidente del Gobierno, Felipe González, ha tranquilizado al de la Generalítat, Jordi Pujol, al asegurarle que 5 sólo le pide unos meses más de apoyo, ya que tiene firmemente decidido, adelantar las elecciones a la primavera de 1996 y que en ningún caso las haría coincidir con las autonómicas en Cataluña. Pujol necesitaba que González se comprometiera a disolver las Cámaras a finales de este año. Sólo así podía apaciguar a quienes le recriminan su apoyo a un Gobierno desacreditado.

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El peligro de la ruptura brusca y sin, control entre el Gobierno y CIU parece haber desaparecido. El presidente del Gobierno, Felipe González, ha tranquilizado al de la Generalítat, Jordi Pujol, al asegurarle que 5 sólo le pide unos meses más de apoyo, ya que tiene firmemente decidido, adelantar las elecciones a la primavera de 1996 y que en ningún caso las haría coincidir con las autonómicas en Cataluña. Pujol necesitaba que González se comprometiera a disolver las Cámaras a finales de este año. Sólo así podía apaciguar a quienes le recriminan su apoyo a un Gobierno desacreditado.

Los nacionalistas podrían apoyar los Presupuestos para 1996 a pesar de haber acabado con su apoyo global al Gobierno. "Al PP le daremos una lección de responsabilidad", señalan fuentes nacionalistas. El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, quiso dar a entender que la reunión del jueves entre González y Pujol había que considerarla dentro de la ronda de diálogos con los partidos -a excepción del PP- cuyo objetivo para González es conocer la opinión de las otras formaciones sobre los efectos de un adelanto electoral.

González habló a Pujol de marzo de 1996, pero el ministro de la Presidencia evitó concretar el mes y se refirió a "la primavera". El mes de marzo será la fecha que González maneje en sus entrevistas del lunes con el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, y del martes con el coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita.

Fuentes gubernamentales dan por seguro que Pujol no pondría problemas si las circunstancias cambiaran ligeramente y en vez de celebrar los comicios en marzo fueran en mayo o junio. En principio, no obstante, a Pujol le gustó mucho escuchar que el apoyo a los socialistas sólo le va a ser demandado hasta febrero. Ayer, Pérez Rubalcaba intentó disipar como pudo la sensación ya creada de que las elecciones están de hecho convocadas.

Serenidad política

"Las elecciones no se han convocado. El presidente ha indicado a Pujol su voluntad de adelantar las elecciones si con eso se contribuye a la serenidad de la vida política, por lo que le apuntó la primavera como fecha posible", dijo el ministro. Según Pérez Rubalcaba, una vez haya comunicado lo mismo a Arzalluz y Anguita meditará después su decisión definitiva. Jordi Pujol abandonó satisfecho el palacio de la Moncloa tras entrevistarse con Felipe González. El mandatario catalán transmitió a su entorno que la entrevista había sido positiva, pero no desveló nada más. Positiva, se entiende, tanto para él como para González.

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Conociendo los planteamientos defendidos contra viento y marea por Pujol desde hace meses, en contra incluso del sector duro de CIU, partidario de una ruptura brusca con el PSOE, su satisfacción sólo podía obedecer a dos factores. González le había garantizado que no cedería ante quienes desde el mismo partido socialista propugnaban una disolución inmediata de las Cortes, por lo que se garantizaba la continuidad de la presidencia europea. Pero al mismo tiempo, Pujol le había arrancado el compromiso firme de que las legislativas se adelantarían a la próxima primavera.

En contrapartida, González habría obtenido de Pujol el compromiso de que CiU apoyará los Presupuestos de 1996 o, al menos, se abstendrá para no propiciar la devolución del proyecto al Gobierno, algo que pedirán el PP e IU. CiU mantendrá previsiblemente sus discrepancias concretas hasta el último momento, expresando un desacuerdo profundo con el proyecto del Gobierno hasta que se celebren las elecciones autonómicas catalanas, probablemente el 19 de noviembre.

Evitar las coincidencias

CiU y todo el arco parlamentario catalán con la excepción del Partido Popular son contrarios a que las elecciones catalanas se mezclen con comicios de cualquier otro tipo. Por otro lado, tanto Arzalluz como Anguita acuden a la cita con una alta dosis de escepticismo, ya que la fecha electoral no es precisamente lo que más preocupa a estos dos políticos. Arzalluz dijo ayer que no piensa discutir sobre este tema con el presidente, informa Eva Larrauri. Arzalluz defendió el agotamiento de las legislaturas.

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