LA CRISIS DE LAS ESCUCHAS

El teniente general Javier Calderón se perfila como sucesor de Manglano al frente del servicio secreto

El Gobierno nombrará en breve al nuevo jefe del servicio secreto, en sustitución de Emilio Alonso Manglano, quien dimitió el pasado lunes por el escándalo de las escuchas ilegales. El nombramiento está condicionado por el deseo de consensuar con el Partido Popular el nombre del nuevo director general del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid). No obstante, el teniente general en la reserva Javier Calderón Fernández, de 64 años, amigo del ex vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado, es el candidato con más posibilidades de acceder al cargo, según las fuentes consultadas por EL PAÍS...

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El Gobierno nombrará en breve al nuevo jefe del servicio secreto, en sustitución de Emilio Alonso Manglano, quien dimitió el pasado lunes por el escándalo de las escuchas ilegales. El nombramiento está condicionado por el deseo de consensuar con el Partido Popular el nombre del nuevo director general del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid). No obstante, el teniente general en la reserva Javier Calderón Fernández, de 64 años, amigo del ex vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado, es el candidato con más posibilidades de acceder al cargo, según las fuentes consultadas por EL PAÍS.

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El relevo de Manglano se produjo lo antes posible. El Gobierno no quiere que se prolongue la situación de interinidad que puede agudizar el deterioro del centro de inteligencia, sumido en una profunda crisis, y aumentar la sensación de descontrol. Aunque la situación actual no es comparable, se recuerda que el Cesid estaba bajo el mando interino del coronel Narciso Carreras cuando se produjo el golpe de estado del 23-F de 1981 y que sus responsables no se enteraron de la conspiración mientras que algunos agentes aparecieron implicados en la misma.El Gobierno tiene también decidido que el nuevo jefe del Cesid sea un militar. En algunos momentos se barajó la posibilidad de poner a un civil, por ejemplo un diplomático, al frente del servicio secreto, ya que legalmente nada lo impide, pero se considera que la coyuntura actual no es la más apropiada para efectuar este cambio. La experiencia con Luis Roldán, primer civil al mando de la Guardia Civil, aconseja extremar la prudencia.

El Gobierno tiene el propósito de consultar con el PP el nombramiento. Se considera que el sucesor de Manglano debe tener autoridad suficiente para acometer una profunda reforma del Cesid y erradicar las prácticas ilegales que han salido a la luz.

Hace falta "un cirujano capaz de cortar limpiamente sin hacer sangre de la necesaria", en expresión de un alto cargo.

Responsabilidades políticas

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Ello no será posible si el nuevo del servicio secreto aparece a ojos de sus subordinados como director provisional hasta las proximas elecciones. La autoidad necesaria sólo pueden dársela, conjuntamente, el Ejecutivo y el PP, por lo que el sucesor de Manglano debe contar, si no con el apoyo, al menos con la aquiescencia del partido favorito para gobernar España a medio plazo.La actitud del PP no es, en estos m omentos, demasiado favorable a un acuerdo. La salida de tono de la reunión de la Comisión de Secretos Oficiales del jueves antes de que acabara constituye un mal síntoma. Un dirigente del partido de Aznar manifestó ayer a EL PAÍS que están dispuestos a tratar este problema, pero con una condición: "Antes, deben desbloquearse las responilidades políticas. ¿Con quién mos a negociar? ¿Con. Serra? ría de coña!"

El Gobierno tiene ya un perfil del próximo director general del Cesid: militar; de acreditada lealdemocrática; profundo cocedor del servicio secreto para e nadie pueda engañarle pero, a vez, alejado del mismo desde hace años de forma que ni se vea salpicado por las prácticas irregulares ni se encuentre atado por lealtades personales; y, además, aceptable para el PP. El teniente general Javier Calderón, que pasó a la reserva el pasado 9 de febrero, lo que no supone impedimento alguno para el cargo, es uno de los escasos militares que responde a este retrato-robot. Amigo del capitán general Gutiérrez Mellado, artífice de la transición con Suárez, y discípulo del entonces cápitán Luis Pinilla en la Academia Forja, que en los años cincuenta fue germen del sector más aperturista del Ejército, su lealtad constitucional está fuera de duda.

Conoce a fondo los servicios secretos, pues estuvo destinado en ellos desde 1971 hasta 1983, por lo que'asistió a la tránsformación del Seced de CarreroBlanco en el Cesid de Gutiérrez Mellado, en el que convivió durante unos meses con Manglano.

Nade hace pensar que su nombre despierte recelos en -el PP..Su avanzada edad, 64 años, que normalmente sería inconveniente, resulta ahora una ventaja, pues carece de ambiciones y en dos o tres años el Gobierno salido de las próximas elecciones podría sustituirlo de forma natural y sin el trauma que implica cambiar a una persona joven.

Paradójicamente, la reforma del Cesid empezará con la entrada en vigor del Estatuto del Personal del centro, diseñado por Manglano, que el Gobierno aprobará en las próximas semanas. El estatuto supondrá una revolución en el Cesid, pues sus miembros perderán la condición de militares para convertirse en "personal estatutario", un rango administrativo creado ad hoc para los agentes. Tras un periódo de prueba de cinco o seis años, los militares deberán elegir entre volver al Ejército o renunciar a la carrera militar y quedarse para siempre en el centro.

Además del estatuto, se revisarán los métodos de actuación del Cesid y los mecanismos internos de seguridad, que han fallado estrepitosamente. Más adelante se abordará la reforma de la actual organización del centro, que data de 1985.

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