ADIÓS A LA FARAONA

Llanto en Jérez

La ciudad natal de la artista declara un día de luto oficial

La muerte de Dolores Flores Ruiz, Lola Flores, sobrecogió ayer a iodo el pueblo de Jerez. Se sabía de su grave dolencia, pero nadie podía imaginar que el desenlace fuese tan rápido. El empeoramiento del estado de salud de la artista sólo era conocido por sus más allegados, por eso en la calle Sol, en el flamenco barrio de San Miguel, la noticia cayó como una bomba. "Ha sido un impacto", decía Juan, de 60 años, "cuando vine al bar me lo dijeron y no me lo podía creer". Para Antonia, una de las ancianas del barrio, Lola era "única" y nadie podrá ser como ella. "Lo tenía todo, arte, gracia... tod...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La muerte de Dolores Flores Ruiz, Lola Flores, sobrecogió ayer a iodo el pueblo de Jerez. Se sabía de su grave dolencia, pero nadie podía imaginar que el desenlace fuese tan rápido. El empeoramiento del estado de salud de la artista sólo era conocido por sus más allegados, por eso en la calle Sol, en el flamenco barrio de San Miguel, la noticia cayó como una bomba. "Ha sido un impacto", decía Juan, de 60 años, "cuando vine al bar me lo dijeron y no me lo podía creer". Para Antonia, una de las ancianas del barrio, Lola era "única" y nadie podrá ser como ella. "Lo tenía todo, arte, gracia... todo", repetía sin cesar. Algunos como José, la conocían desde niña, "era muy traviesa, un torbellino. Se ponía a cantar y nosotros nos sentábamos junto a la ventana a escucharla. Tenía un arte inigualable".Calle Sol, 45

Más información

En el número 45 de la calle Sol, en la puerta de la casa, donde nació, se agolpaban ayer numerosos ramos de flores con crespón negro en señal de duelo, un duelo que se extiende hoy a toda la ciudad, día de luto oficial declarado por el Ayuntamiento de Jerez. El propio alcalde, Pedro Pacheco, tras "conocer el fallecimiento de Lola Flores, aseguró sentirse "helado", aunque esperaba el desenlace. "Su estado de salud era muy delicado. Iba a venir para inaugurar la avenida que llevará su nombre, pero lo estaba aplazando por ese motivo. Tiene pendiente la inauguración, que ya tendrá que ser a título póstumo. Aunque nació en Jerez y siempre defendió el nombre de su ciudad y Andalucía, era una artista cuyo patrimonio será siempre de todos los españoles", dijo Pacheco.

El Ayuntamiento ha acordado erigir un monumento en homenaje a la artista en la avenida que llevará su nombre, además de nombrarla hija predilecta de Jerez y concederle la medalla de oro de la ciudad a título póstumo. También se va a impulsar el proyecto de la casa-museo en el edificio donde nació.

Las reacciones de quienes la conocían bien se produjeron a lo largo de todo el día. La cantante jerezana, María José Santiago, muy afectada, dijo sentirse "muy mal, muy triste", tras conocer la noticia. "Tenía mucha relación con ella. La vi hace tres semanas y ya estaba muy mal", dijo. El compositor Antonio Gallardo, que escribió muchas canciones para la artista, declaraba. que "hoy ha muerto la alegría un poco". De Lola destacaba "sus ganas de vivir" y su temperamento encima del escenario "que levantaba al público como en una plaza de toros".

El letrista y poeta Antonio Murciano, emocionado, afirmaba que la artista era "la encarnación humana de lo popular", no sólo con el baile y el cante, "sino también con su fuerza vital arrolladora, y su sentido cristiano de la vida". Para Murciano, Lola Flores no sólo era el torbellino de colores, también "la furia de la naturaleza, la pasión por vivir". "España pierde una gran figura", aseveró.

Lola Flores nació en Jerez en 1923, según la biografía más aceptada. Su padre, Pedro Flores y su madre, Rosario Ruiz, compraron un pequeño bar, llamado Los Leones, en Jerez, al poco tiempo de casarse. Situado en un barrio casi totalmente gitano, la pequeña Lola nace en un ambiente de fiesta y cante y a los dos años se la ve ya subida sobre las mesas para bailar unas bulerías que le canta el calé Antoni Chaquetas, que años después trabajaría con ella en sus espectáculos.

Ida y vuelta

Pero el padre, don Perico, se cansa de que el negocio no prospere, lo vende y se traslada a Sevilla. Con cinco años Lola, empieza a ir al colegio y sus compañeras la llaman Loli, la negrucia, por su piel morena. No era igual. a las otras, ella lo sabía. Y ya entonces empezó a soñarse a sí misma vestida de colores brillantes, con collares y diademas de brillantes. Allí vivieron varios años hasta que el padre, cansado de que sus negocios no funcionen, decide volver a Jerez, en plena guerra civil, donde pone el bar El Pavo Real. Lola vuelve a la ciudad en la que nació, pero estaba destinada a horizontes más amplios, a un mundo sin fronteras para su arte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En