Belleza en tono de do

Un programa de la Camerata Académica de Salzburgo, nos trajo la presencia del octogenario Sandor Vegh (Kolozsvar, Hungría, 1912) y el jovencísimo pianista Jonathan Gilad (Marsella, 1981). El nuevo virtuoso entiende una obra tan difícil y "milagrosa" como el Concierto en do KV503, de 1786 de manera prodigiosa. La capacidad expresiva de Gilad está a la altura de su potencia reflexiva, de manera que a través de un sonido transparente y una ejecución primorosa, explica los tres movimientos con la naturalidad de un pájaro cantor. Sandor Vegli, músico de raza y buen estilo de cámara, discípul...

Un programa de la Camerata Académica de Salzburgo, nos trajo la presencia del octogenario Sandor Vegh (Kolozsvar, Hungría, 1912) y el jovencísimo pianista Jonathan Gilad (Marsella, 1981). El nuevo virtuoso entiende una obra tan difícil y "milagrosa" como el Concierto en do KV503, de 1786 de manera prodigiosa. La capacidad expresiva de Gilad está a la altura de su potencia reflexiva, de manera que a través de un sonido transparente y una ejecución primorosa, explica los tres movimientos con la naturalidad de un pájaro cantor. Sandor Vegli, músico de raza y buen estilo de cámara, discípulo que fuera de Hubay y de Kodaly, divulgador en los años cincuenta de los cuartetos de Bartok retomó la herencia de Paumgartner, creador de la Camerata Salzburguesa en 1952. Hoy como ayer, se trata de un grupo de excelentes profesores capaces de equilibrar las partes y cantar con efusión. Vegh domina los secretos del estilo y tiene consigo un conjunto flexible, cálido y competente, encabezado por un excelente concertino capaz de realizar, con ritmo vital, las sugerencias del maestro.Así, la Sinfonía número 41, Júpiter, en do mayor, como el concierto, mientras Coriolano dramatiza la tonalidad en su modo menor, resultó ejemplar por su amplia serenidad.