Crítica:ÓPERA

La emoción se desborda

La historia se repite. Uno de los conciertos más destacados del Madrid Cultural del 92 fue la a tuación de René Jacobs en el Monumental con las Vísperas,de Monteverdi. Ahora, en Lisboa 94 el mismo Jacobs repite una de las experiencias más intensas con que se puede encontrar hoy un melómano. Me refiero a la versión en concierto de Julio César, de Haendel, espléndida obra barroca, que melodías y dúos compiten permanente hermosura, sin que los acompañamientos instrumentales hagan decaer un instante interés y la tensión musical.El misterio de la comunicación de René Jacobs y el Conce...

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La historia se repite. Uno de los conciertos más destacados del Madrid Cultural del 92 fue la a tuación de René Jacobs en el Monumental con las Vísperas,de Monteverdi. Ahora, en Lisboa 94 el mismo Jacobs repite una de las experiencias más intensas con que se puede encontrar hoy un melómano. Me refiero a la versión en concierto de Julio César, de Haendel, espléndida obra barroca, que melodías y dúos compiten permanente hermosura, sin que los acompañamientos instrumentales hagan decaer un instante interés y la tensión musical.El misterio de la comunicación de René Jacobs y el Concerto Köln es algo tan sencillo como al espíritu de la época en que es partituras fueron compuestas. Jacobs dirige con emoción, con fuerza fuera de lo común, con vibración humana y con un equilibrio entre cantantes e instrumetos originales que roza la perfección. Dudo que en estos momentos se haga en ningún lugar un barroco comparable.

Julio César

De Haendel. Concerto Köln. Director: René Jacobs. Con J. Larmore, María Bayo, B. Fink, L. Hunt. D. L. Ragin, F. Zanasi y D. Visse. Centro Cultural de Belém. Lisboa 94. 5 de diciembre.

No importa demasiado que se escenifique esta ópera. Su estatismo favorece la versión en concierto. La colección de galardón que tiene la grabación discográfica de Julio César dirigida por Jacot desde el Diapason de oro hasta Gramophone. Award, indica a las claras que nos encontramos an una versión excepcional. En Lisboa, en vivo, como antes en Amsterdam o en París, coincidían seis de los ocho cantantes del disco. Se incorporaron María Bayo, con Cleopatra, y Lorraine Hur corno Sixto. Su presencia elevó todavía más la calidad musical. Estuvieron inconmensurables, como también lo estuvieron Jenni Larmore, en Julio César, o

Bernarda Fink, en Cornelia. ¡Que cuarteto de mujeres!

La orquesta, vibrante, entusiasmada, precisa, cálida y rigurosa contribuyó al clima de concentración musical y de apoteosis. No es fácil encontrarse un teatro entero puesto en pie nada más terminar la obra aclamando hasta la extenuación el espectáculo.

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