Shakespeare para todos

Londres celebra el mayor festival intemacional sobre el genial dramaturgo

No siempre fue así. De acuerdo con el profesor George Steiner, un celebrado especialista en literatura comparada, William Shakespeare (1564-1616), gloria de las letras británicas, amado y, estudiado hasta el delirio en el Reino Unido, necesitó algún tiempo para imponer su impronta en los escenarios británicos, después de su muerte. En todo caso, el tiempo ha dado un vuelco a la situación y ha dotado una vitalidad desconocida a la obra del genial dramaturgo, representada ahora con abrumadora profusión dentro y fuera de su propio país. A las compañías estables que continuamente representan sus p...

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No siempre fue así. De acuerdo con el profesor George Steiner, un celebrado especialista en literatura comparada, William Shakespeare (1564-1616), gloria de las letras británicas, amado y, estudiado hasta el delirio en el Reino Unido, necesitó algún tiempo para imponer su impronta en los escenarios británicos, después de su muerte. En todo caso, el tiempo ha dado un vuelco a la situación y ha dotado una vitalidad desconocida a la obra del genial dramaturgo, representada ahora con abrumadora profusión dentro y fuera de su propio país. A las compañías estables que continuamente representan sus piezas de teatro se ha sumado este año un homenaje sin precedentes: un festival internacional que, bajo el nombre, Everybody's Shakespeare (El Shapespeare de Todos), se desarrolla en Londres desde el 25 de octubre pasado hasta el 20 de noviembre próximo, con aportación teatral de cinco países, para subrayar el peso del legado literario de Shakespeare en el mundo.El Barbican Center, un inmenso y caótico edificio situado en el corazón de la City Iondinense, ha acogido el festival, multidisciplinar, como mandan los cánones, cuyo coste se eleva a unos 250 millones de pesetas. La BBC ha puesto también su granito de arena con proyecciones de películas y programas especiales dedicados al genio de Stratfórd. Y Shapespeare lo resiste todo. Desde la controvertida versión del Romeo y Julieta de la directora alemana Karin Beier, que ha provocado las iras, cuando no el estupor, de la crítica, a la versión del Georgian Film Actor's Studio de Tbilisil, con una revolucionaria versión de El sueño de una noche de verano, concebida durante la guerra civil de Georgia. Desde la versión japonesa del Rey Lear, debida a Tadashi Suzuki, hastá la del norteamericano Peter Sellar sobre El mercader de Venecia.

Shakespeare para niños, con una exhibición interactiva; Shakespeare para estudiosos, con una desmenuzada lectura de diferentes pasajes de sus obras, que sirve de debate entre actores y expetadores.

Una auténtica locura shakespeariana: conferencias, coloquios, exposiciones... para mayor gloria del Reino Unido y su emblemático autor. Para el profesor Steiner, conferenciante del festival, la supervivencia incorrupta de los textos de Shakespeare reside en la fuerza del verbo, sólo comparable a la fuerza de la revelación de la Biblia. Es como un vendaval de fuerza sobrenatural que anonada a quienes leen o escuchan los textos inmortales. Un material poderoso que ha inspirado a los principales escritores europeos y, lo que es más curioso, a la propia música. Para Steiner, el milagro del arte profundo se produce cuando "Shakespeare se enfrenta a alguien de su misma altura: Verdi". De esa combinación de talentos surge, a su juicio, una de las piezas más bellas del arte mundial, la ópera Otello, escrita por un Verdi octogenario pero capaz de crear una música indescriptiblemente joven.

Dos en contra

En medio de la orgía celebratoria del homenaje a Shakespeare, George Steiner, profesor de Literatura Europea Comparada en Oxford, no quiso obviar en su conferencia del pasado jueves la existencia de un frente antishakesperiano. Al menos León Tolstói y el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein no tuvieron empacho en considerar al gran, maestro un bluf, un engaño. La grandilocuencia trágica, el tortuoso dramatismo de sus personajes nunca les convenció a ninguno de los dos autores. "Los seres humanos no hablan, ni se comportan así" opinaba Wittgenstein. Para Tolstói, además, profundo católico, la amoralidad de la escritura de Shakespeare, la ausencia de visión religiosa en sus piezas, constituían sencillamente una comisión espiritual inadmisible. El tiempo, sin embargo, les ha dejado en franca minoría.

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