Crítica:TEATRO: 'MELODÍAS DE BROADWAY'

Remedo

Imaginemos un grupo de profesionales anglosajones que montasen en Broadway un espectáculo de canción española, con los textos traducidos ("Oh, yes, oh, yes! The Parrala likes the wine...") y unas dotes de imitación. Será una idea aproximada de estas Melodías de Broadway que se estrenan aquí. Podemos, según el humor, imaginar algo peor: que la orquesta y la cantante desafinan, que no encuentran el tono justo, y el sonido no es excelente.Por lo demás, Ángels Gonyalons es actriz; y es gestera, charlatana, simpática, joven, bonita, elegante y trabaja denodadamente en su imitación de estrell...

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Imaginemos un grupo de profesionales anglosajones que montasen en Broadway un espectáculo de canción española, con los textos traducidos ("Oh, yes, oh, yes! The Parrala likes the wine...") y unas dotes de imitación. Será una idea aproximada de estas Melodías de Broadway que se estrenan aquí. Podemos, según el humor, imaginar algo peor: que la orquesta y la cantante desafinan, que no encuentran el tono justo, y el sonido no es excelente.Por lo demás, Ángels Gonyalons es actriz; y es gestera, charlatana, simpática, joven, bonita, elegante y trabaja denodadamente en su imitación de estrellas: no digo que es incansable, porque se cansa, y eso el público siempre lo aprecia y lo alaba. El guión tiene poca gracia.

Melodías de Broadway

Memory.Traducción y adaptación: Albert MasGriera. Texto: Mas-G ¡era y Ricard Reguant. Intérprete: Ángels Gonyalons, con Ester Bartomeu, Jorge Fernández-Hidalgo, Esther Luengo, Vicent Vallç y orquesta. Dirección: Ricard Reguant. Teatro Nuevo Apolo. Madrid, 15 de septiembre.

El mayor valor está en la nostalgia. No tiene la menor razón el director del espectáculo, Ricard Reguant, cuando dice que este espectáculo nos acerca "a un mundo que apenas conocemos: el musical". Si fuera así, este espectáculo no tendría ningún interés: lo que juega ahora es el recuerdo, la resurrección en el interior de esas melodías tantas veces oídas en el cine, en los discos, en las radios.

Hay quien las conoce hasta en inglés, y quien ha aprendido de ellas ese idioma: puede bastarle este remedo para poner en marcha las aguas de su memoria y su evocación; pero puede ocurrir que abomine de escuchar de esta manera a Sondheim. a Porter o a Irving Berlin, cuando todo está al alcance de la mano, en sus buenas versiones originales y en las derivadas, en las cestas de ocasión de cualquier tienda de discos.

Sólo belleza

Porque lo que se añade en vivo, lo visual en este espectáculo, no es nada: ni imaginativo, ni perfecto. Salvo la belleza de Ángels Gonyalons y sus cuatro compañeros.Seguramente que en la noche del estreno en el teatro Nuevo Apolo había más espectadores en los que actuaba la nostalgia, y a los que la rememoración conmovía, y aplaudieron con entusiasmo, y el telón se levantó varias veces, y repitieron los aplausos con escenógrafo, figurinista, director: todo parecía un gran éxito.

Y, realmente, no teniendo hipersensibilidad por este género, por la música en general y por el teatro, puede gustar mucho.

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