LAS VENTAS

Gran triunfo de Luis Miguel Arranz

Luis Miguel Arranz ocupó ayer el trono de la gloria taurina al salir a hombros de la plaza más importante del mundo. El más veterano de todos los rejoneadores anunciados, ninguno de los cuales está en el grupo de las figuras, marcó ampliamente las diferencias con sus compañeros en un festejo con los tendidos plagados de turistas y de ese cotarro especial que acude a semejantes funciones, lo que no resta mérito al triunfador y sí añade deméritos a los restantes.Arranz dió una lección magistral. Toreó sus caballos a guisa de flámula, con temple, emoción y clasicismo. En tan sólo 13 minutos, clav...

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Luis Miguel Arranz ocupó ayer el trono de la gloria taurina al salir a hombros de la plaza más importante del mundo. El más veterano de todos los rejoneadores anunciados, ninguno de los cuales está en el grupo de las figuras, marcó ampliamente las diferencias con sus compañeros en un festejo con los tendidos plagados de turistas y de ese cotarro especial que acude a semejantes funciones, lo que no resta mérito al triunfador y sí añade deméritos a los restantes.Arranz dió una lección magistral. Toreó sus caballos a guisa de flámula, con temple, emoción y clasicismo. En tan sólo 13 minutos, clavó con ajuste y mató magníficamente en todo lo alto, sin recurrir jamás a las cabriolas circenses y cartageneras.

Passanha / Seis rejoneadores

Cinco toros de Passanha (uno fue rechazado en el reconocimiento) y 1º de Benítez Cubero, todos despuntados, de buena presentación y desigual juego. Luis Miguel Arranz: dos orejas; salió a hombros. Fernando Sanmartín: ovación. Juan José Rodriguez: ovación. María Sara, que confirmaba la alternativa: división tras dos avisos.Boria Baena, que confirmaba la alternativa: ovación tras aviso. Miguel García, que confirmaba la alternativa: silencio. Plaza de Las Ventas, 24 de julio. Un tercio de entrada

Algo así intentaron Sanmartín, irregular, y Rodríguez, espectacular en banderillas a dos manos, y sin riendas, pero flojo en lo demás. Baena y Miguel García se mostraron desiguales y voluntariosos, aunque a los caballos de éste les alcanzó en demasía el toro, necesitando uno de ellos muchos puntos de sutura y la colocación de un catéter. Mal María Sara, que no logró prender el celo de su enemigo en las monturas. Para más inri, su toro hubo de matarlo, antirreglamentariamente, un subalterno con el descabello.

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