Reunidas por primera vez 16 'catedrales de Ruán' de Monet

Es lo mismo, pero no es igual: cada uno de los 16 cuadros muestra la misma fachada de la catedral de Ruán, desde una misma perspectiva, pero cada uno de ellos recoge un instante distinto para formar una imagen global. La serie de la catedral de Ruán fue pintada en 1892 por el impresionista Claude Monet, y fue obsesivamente retocada hasta su primera exposición en 1895. Eran 30 telas, que se desperdigaron inmediatamente por el mundo. El Museo de Bellas Artes de Ruán ha conseguido reunir, por primera vez, 16 de ellas. Y las expone hasta el 31 de agosto.El museo de Ruán acaba de ser reinaugurado,...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es lo mismo, pero no es igual: cada uno de los 16 cuadros muestra la misma fachada de la catedral de Ruán, desde una misma perspectiva, pero cada uno de ellos recoge un instante distinto para formar una imagen global. La serie de la catedral de Ruán fue pintada en 1892 por el impresionista Claude Monet, y fue obsesivamente retocada hasta su primera exposición en 1895. Eran 30 telas, que se desperdigaron inmediatamente por el mundo. El Museo de Bellas Artes de Ruán ha conseguido reunir, por primera vez, 16 de ellas. Y las expone hasta el 31 de agosto.El museo de Ruán acaba de ser reinaugurado, tras un remozamiento general. Para celebrarlo, sus expertos han rastreado la pista de cada una de las 30 catedrales de Monet y han obtenido en préstamo 16, que no volverán a verse juntas en un futuro previsible. La serie sólo pudo ser con templada en su totalidad durante unos días, en 1895, en la galería del marchante Durand-Ruel. Georges Clemenceau, primer mi nistro años más tarde, impulsó sin éxito una campaña para que las instituciones republicanas ad quirieran la serie, "todo el paquete": Durand-Ruel las vendió por separado y, rápidamente, las 30 telas quedaron dispersas para siempre en colecciones de Europa y Estados Unidos.

La serie de las catedrales fue realizada por un Monet que, ya rebasada la cincuentena, emergía de un periodo depresivo. Había sido uno de los pioneros del impresionismo (el término mismo procedía del título dé una de sus obras, Impresión: sol naciente, de 1874) y en ese momento se sentía desorientado ante los novísimos movimientos de finales de siglo, como el simbolismo, el puntillismo o el divisionismo.

Indivisibles

Monet quería pintar catedrales, y al final optó por quedarse con una sola, la de Ruán. Alquiló un pequeño estudio en una primera planta situada justo enfrente de la fachada occidental, y se consagró a esa perspectiva única. "No hay horizonte ni profundidad; la nave de la catedral es invisible; el color es ausente o abstracto", señala Marianne Alphant en el catálogo de la exposición.

Monet repitió una y otra vez la misma imagen, con resultados distintos en cada ocasión. "Veo que hace falta trabajar mucho para llegar a conseguir eso que busco: la instantaneidad", escribió el pintor a un amigo. Su búsqueda del instante fue minuciosa. No plenamente satisfecho con sus 30 telas, volvió a Ruán en 1894 para retocarlas bajo una luz diferente. En 1895 sintió que tenía en su estudio, por fin, un instante de la catedral, desdoblado en una treintena de miradas con un mismo formato, 100 por 80 centímetros. La investigación del instante único desembocó en la repetición. Fue una de las primeras repeticiones en pintura, un sistema abundantemente empleado casi un siglo más tarde por los artistas pop. Claude Monet estaba convencido de que las 30 telas no podían entenderse por separado.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En