Crítica:DANZA

De nuevo Béjart

Las 1.250 plazas del patio dieciochesco Jacques Coeur estuvieron ocupadas y con un supremo silencio las más de tres horas de duración de esta espléndida sorpresa que Maurice Béjart creara al estilo de sus grandes obras totalés de antaño, y tampoco queda una entrada para las otras dos funciones. El montaje conmueve desde la primera escena en que aparece el propio -coreógrafo como un personaje de Magritte: traje y corbata negra, sombrero hongo, una gran maleta y un sudado tomo de las obras de Shakespeare.King Lear I Próspero es un ambicioso fresco que hace convivir las eternas tragedias c...

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Las 1.250 plazas del patio dieciochesco Jacques Coeur estuvieron ocupadas y con un supremo silencio las más de tres horas de duración de esta espléndida sorpresa que Maurice Béjart creara al estilo de sus grandes obras totalés de antaño, y tampoco queda una entrada para las otras dos funciones. El montaje conmueve desde la primera escena en que aparece el propio -coreógrafo como un personaje de Magritte: traje y corbata negra, sombrero hongo, una gran maleta y un sudado tomo de las obras de Shakespeare.King Lear I Próspero es un ambicioso fresco que hace convivir las eternas tragedias con un lenguaje de verdadero ballet-teatro. Contratenores, clavicordio, percusionista; luces ultramodernas y bailarines se ponen al servicio de la invención coréutica, entendida como una amplia sinfonía colorista y tenebrista a la vez. Lear y su Cordelia, Próspero y su Miranda, son unidos por un cordón umbilical único: la posesión y la muerte; la genialidad de Béjart hace de esa cuerda una comba inocente y envenenada.

Béjart Ballet Lausanne

King Lear / Próspero. Coreografia: Maurice Béjart. Música: Henry Purcell; percusión original: Thierry Hochstáter; clavicordio: Alessio Silvestrin. Vestuario: Anna de Giorgi. Luces: Clérnent Cayrol. Cour Jacques Coeur. Montpellier, 4 de julio.

La proyección planetaria lleva a Béjart a violentar el tiempo de ambientación, y es así que hay ropajes bellísimos de época junto a trajes de niños pijos del Oxford de los años treinta hasta atuendos actuales. El salón real de Lear tiene camerinos de maquillaje y el palacio milanés de Próspero es una pista de circo con estrellas de láser.

La brillantez de la plantilla quita el aliento; Gil Roman convertido en una bestia inocente; Julio Arozarena volando literalmente a varios metros del suelo rojo sangre en una creación vehemente de Ariel, el espíritu del aire; Larrio Ekson en un potente Lear y un dudoso e irónico Próspero; María Tosta en un bufón tierno y díscolo y Christine Blanc en una Cordelia ausente.

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