Un madrileño en Nueva York
De nuevo un nombre español figurará al frente de una ópera extranjera: la de Washington. Anteriormente, Rafael Frulibeck de Burgos fue director general de música en la ópera de Düsseldorf (1966-1971) y en la actualidad lo es de la Deutsche Oper de Berlín, puesto en el que Jesús López Cobos permaneció desde 1981 a 1990. También García Navarro lo fue de la ópera de Stuttgart.La novedad, ahora, es que la persona designada para pilotar la ópera Nacional de Washington no es, principalmente, un director de orquesta aunque haya hecho armas en tal especialidad, sino un cantante célebre: el tenor madri...
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De nuevo un nombre español figurará al frente de una ópera extranjera: la de Washington. Anteriormente, Rafael Frulibeck de Burgos fue director general de música en la ópera de Düsseldorf (1966-1971) y en la actualidad lo es de la Deutsche Oper de Berlín, puesto en el que Jesús López Cobos permaneció desde 1981 a 1990. También García Navarro lo fue de la ópera de Stuttgart.La novedad, ahora, es que la persona designada para pilotar la ópera Nacional de Washington no es, principalmente, un director de orquesta aunque haya hecho armas en tal especialidad, sino un cantante célebre: el tenor madrileño Plácido Domingo, nacido en 1941.
El teatro de ópera de Washington es joven. Mientras la historia del Metropolitan de Nueva York o de la ópera de San Francisco se remonta a 1883 y 1910, respectivamente, el recinto operístico de Washington podía ser calificado de precario todavía en 1967 cuando se estrena allí Bamarzo, de Ginaspera. La situación cambió al construirse el Kennedy Center, inaugurado en septiembre de 1971 con la Misa de Bernstein. Con un aforo de 2.200 localídades y un escenario de 700 metros cuadrados, sus instalaciones técnicas son de primerísimo orden y las condiciones acústicas son para especialistas exigentes.