Una práctica realizada con premeditación y anuncio previo

El uso irregular del aval concedido por la Generalitat a Tibigardens hecho por Javier de la Rosa responde a una práctica que ha cogido de sorpresa a muy pocos. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el consejero de Economía, Maciá Alavedra, ya fueron informados con detalle hace mucho tiempo y al margen de este caso, del apetito que despertaba en el financiero la caja de Tibigardens.En octubre de 1992, Carles Villarubí, consejero delegado de Tibigardens, presentó su dimisión ante notario. El motivo: De la Rosa le exigía que firmara un talón en beneficio del financiero por los primeros ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El uso irregular del aval concedido por la Generalitat a Tibigardens hecho por Javier de la Rosa responde a una práctica que ha cogido de sorpresa a muy pocos. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el consejero de Economía, Maciá Alavedra, ya fueron informados con detalle hace mucho tiempo y al margen de este caso, del apetito que despertaba en el financiero la caja de Tibigardens.En octubre de 1992, Carles Villarubí, consejero delegado de Tibigardens, presentó su dimisión ante notario. El motivo: De la Rosa le exigía que firmara un talón en beneficio del financiero por los primeros 1.500 millones avalados por la Generalitat. De la Rosa, que había entrado en el parque seis meses antes, quería cobrarse rápidamente el favor de haber asumido el proyecto, amenazado tras el anuncio de retirada de Anheuser Busch, promotor inicial del parque.

Más información

Villarubí no se limitó a presentar su renuncia. Según diversas fuentes consultadas, en aquellas fechas, el ex consejero delegado del parque informó detalladamente a Pujol y Alavedra sobre cuáles eran las intenciones del financiero respecto al dinero avalado.

Archivado En