Rouen muestra 16 de los 30 cuadros que Monet pintó sobre su catedral

Un siglo después, reunida la obsesión del pintor impresionista

Por dos años consecutivos, durante los meses de febrero, marzo y abril de 1892 y 1893, Claude Monet se instala ante la fachada occidental de la catedral de Rouen. "No puedo más. He tenido una noche repleta de pesadillas: la catedral me caía encima, parecía ora azul, ora rosa, ora amarilla..." anota el pintor el 3 de abril de 1892. De este cuerpo a cuerpo con la catedral y el tiempo nacerieron 30 cuadros de tamaño parecido -un metro por 80 centímetros-, todos fechados en 1894 y acabados en Giverny.

Veinte de ellos se expusieron por primera vez en la galería de Durand-Ruel. Era el mes de ...

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Por dos años consecutivos, durante los meses de febrero, marzo y abril de 1892 y 1893, Claude Monet se instala ante la fachada occidental de la catedral de Rouen. "No puedo más. He tenido una noche repleta de pesadillas: la catedral me caía encima, parecía ora azul, ora rosa, ora amarilla..." anota el pintor el 3 de abril de 1892. De este cuerpo a cuerpo con la catedral y el tiempo nacerieron 30 cuadros de tamaño parecido -un metro por 80 centímetros-, todos fechados en 1894 y acabados en Giverny.

Veinte de ellos se expusieron por primera vez en la galería de Durand-Ruel. Era el mes de mayo de 1895 y fue también la última vez que pudieron verse juntos, como una serie, tal y como fueron concebidos.Ahora, en el renovado Museo de Rouen, se ha logrado reunir 16 de esas 20 telas. Hace cinco años, en Londres y en Boston, 11 de ellas coincidieron en una antológica de Monet, pero es hoy, 22 de junio, 99 años después, procedentes de EE UU, Suiza, Francia y Alemania, cuando se reencuentran 16 "catedrales de Monet, una serie que tiene una importancia capital para el arte moderno y obliga a generaciones enteras a cambiar sus concepciones", según opinión de Malevitch, que compartieron Sisley, Mondrian, Delaunay o Picasso, y también los in ventores del pop art, de Lichtenstein a Warhol.

Hace también 99 años, Georges Clemenceau escribía un artículo, titulado Revolución de catedrales, en el que se entusiasmaba ante "las 20 telas de efectos elegidos con criterio que nos transmiten la sensación de que el pintor hubiese podido hacer cincuenta, mil, tantas otras telas como segundos hay en su vida si su vida durase tanto como el monumento de piedra y cada latido le permitiese captar para el cuadro el correspondiente momento del modelo". El desafío del pintor -"acabaré con esta catedral, pero necesito mucho tiempo", decía Monet- se nos ofrece de nuevo como la imagen circular, total, de un sueño imposible de sustitución absoluta de un mundo por otro creado por los pinceles.

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