Crítica:POP

Tocados por el jazz

US3 no es una banda de Jazz, tampoco un grupo de hip hop, ni siquiera de rap. US3 es como una agencia de investigación musical que utiliza esos tres elementos estilísticos para finalmente hacer bailar, eso sí, con una calidad en sus músicos que, indudablemente, están tocados por el brillo y la versatilidad del jazz. Para identificar a US3 lo mejor es remitirse al tema Cantaloop, basado en una composición del pianista norteamericano Herbie Hancock titulada Cantaloupe Island, que formó parte de la banda sonora de la película Super Mario Bros, y que significó el...

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US3 no es una banda de Jazz, tampoco un grupo de hip hop, ni siquiera de rap. US3 es como una agencia de investigación musical que utiliza esos tres elementos estilísticos para finalmente hacer bailar, eso sí, con una calidad en sus músicos que, indudablemente, están tocados por el brillo y la versatilidad del jazz. Para identificar a US3 lo mejor es remitirse al tema Cantaloop, basado en una composición del pianista norteamericano Herbie Hancock titulada Cantaloupe Island, que formó parte de la banda sonora de la película Super Mario Bros, y que significó el pasaje de US3 hacia el éxito.La elegancia del clasicismo en la sección de viento y la energía y vitalidad del rap y el hip hop, fueron las claves que llevaron hasta la sala Aqualung a un público que, con pocas referencias, esperaba una noche intensa para bailar y nueva para escuchar. El peligro de las bandas raperas en un directo siempre está en la distancia; por un lado el idioma que en este estilo cargado de palabras, puede rebajar el interés y, por otro, la música pregrabada que, como ha ocurrido a veces, desinfla considerablemente la personalidad del grupo.

US3

Tukka Itto (voz), Rahsaan Kelly (voz), Kobye Powell (voz), Cheryl Alleyne (batería), Timothy Vine (teclados), Geoffrey Gascoyne (bajo), Tony Cofie (saxo), Dominick Glober (trompeta), Ed Jones (flauta y saxo). Entradas 2.500 pesetas. 1.000 personas. Sala Aqualung. Madrid, 8 de mayo.

Músicos brillantes

Pero en su presentación ante el público madrileño, US3 subió al escenario con un plantén de músicos brillantísimos: una batería exquisita ejecutada por una mujer; un bajo con un dominio del ritmo sutil y una sección de viento arrebatadora. Los raperos o raggamuffins que pasaron sobre el escenario fueron tres y, sólo uno consiguió demostrar la necesaria profesionalidad que hay que tener en un terreno tan delicado y complicado como es el dirigir, bailar, hablar, cantar y enganchar a través de un idioma que no es lejano, pero que fácilmente deja congelado al público no anglosajón.Hasta ese momento parecía que el concierto iba a resultar decepcionante, pero finalmente la noche se rehabilitó y, ya en los bises, consiguió una calidad excepcional interpretando un remix del tema que ha llevado al grupo a la cima de la popularidad en todo el mundo, Cantaloop, con todos los músicos perfectamente concentrados y entregados. Al final fue el jazz lo que les despertó.

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