Washington emplaza a los militares de Haití a que dejen el poder de inmediato

Convencido de que su política hacia Haití ha sido un fracaso y decidido a mantener su compromiso de restaurar la democracia en ese país, el presidente norteamericano, Bill Clinton, exigió a los Jefes militares haitianos abandonar el poder inmediatamente o hacer frente a una mayor presión internacional, empezando por una propuesta de resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para endurecer las sanciones económicas.

Después de meses de inmovilidad en Washington, durante los que han aumentado los abusos contra los derechos humanos en Haití y se han desvanecido las espe...

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Convencido de que su política hacia Haití ha sido un fracaso y decidido a mantener su compromiso de restaurar la democracia en ese país, el presidente norteamericano, Bill Clinton, exigió a los Jefes militares haitianos abandonar el poder inmediatamente o hacer frente a una mayor presión internacional, empezando por una propuesta de resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para endurecer las sanciones económicas.

Después de meses de inmovilidad en Washington, durante los que han aumentado los abusos contra los derechos humanos en Haití y se han desvanecido las esperanzas de una solución negociada, la Administración norteamericana está patrocinando una resolución que dará 15 días de plazo a las autoridades militares haitianas para dejar el poder o abandonar el país.De lo contrario, Estados Unidos quiere que el Consejo de Seguridad apruebe un bloqueo económico total sobre la isla, así como la prohibición de viajar al extranjero a unos 600 oficiales de las fuerzas armadas haitianas que apoyan el actual régimen dictatorial de Puerto Príncipe. Hasta ahora, las Naciones Unidas mantenían un embargo de armas y de petróleo sobre Haití, pero esas medidas no han sido suficientes para doblegar la voluntad de permanencia del régimen, que encabeza el general Raoul Cedras.

La embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Madeleine Albright, confía en encontrar respaldo suficiente como para que la resolución, que impide todo tipo de relación con Haití -excepto la estrictamente humanitaria y el trabajo periodístico-, pueda ser aprobada la próxima semana. "Nosotros no somos los únicos que estamos frustrados, irritados y furiosos por lo que pasa en Haití", comentó Albright.

Esta es la iniciativa más agresiva presentada por el Gobierno estadounidense desde que los militares haitianos violaron el acuerdo firmado por Cedras con el presidente en el exilio, Jean Bertrand Aristide, el pasado 3 de julio en Nueva York, por el que éste podía volver a tomar las riendas del país. Durante los 10 meses transcurridos desde entonces, la política de la Administración se fue alejando de los deseos de Aristide, con quien Bill Clinton se reunió en dos ocasiones pero con quien no conseguió llegar a un acuerdo.

Las presiones sobre el presidente aumentaron en las últimas semanas con la expulsión hacia su país de cientos de haitianos que pretendían llegar a las costas norteamericanas, y con la confirmación en Washington de informes sobre matanzan perpetradas por los militares haitianos contra sus rivales políticos.

A ello se sumó hace dos semanas la huelga de hambre protagonizada en la capital estadounidense por Randall Robinson, un activista negro pro derechos humanos, que pide una intervención más agresiva de Estados Unidos. Clinton, para quien el asunto de Haití ha sido siempre un caso de máxima prioridad, reconoció días atrás que lo que estaba haciendo Robinson era correcto, y anunció un cambio de su política. Para ello decidió, en primer lugar, destituir al hasta entonces embajador especial para asuntos haitianos, Lawrence Pezzullo, a quien se identifica con los errores cometidos.

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