La edad de la inocencia
Rodrigo, Adolfo y GuzmánRodrigo, Adolfo y Guzmán (guitarras y voces). Café Clamores. Madrid, 5 de abril.
La edad de la inocencia bullía en la España de la década de los setenta. A esos años de torbellino de ilusiones pertenecen Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Ellos, junto a Juan Cánovas, constituyeron -mal que les pese- la referencia obligada a un pop-foIk vocal que, en los USA tenían como máximo exponente a Crosby, Stills, Nash & Young.Coincidiendo en el tiempo con la grabación de un nuevo disco, el trío aprovechó el acogedor ambiente del Clamores para repasar aquellos temas: Mi cama...
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Rodrigo, Adolfo y GuzmánRodrigo, Adolfo y Guzmán (guitarras y voces). Café Clamores. Madrid, 5 de abril.
La edad de la inocencia bullía en la España de la década de los setenta. A esos años de torbellino de ilusiones pertenecen Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Ellos, junto a Juan Cánovas, constituyeron -mal que les pese- la referencia obligada a un pop-foIk vocal que, en los USA tenían como máximo exponente a Crosby, Stills, Nash & Young.Coincidiendo en el tiempo con la grabación de un nuevo disco, el trío aprovechó el acogedor ambiente del Clamores para repasar aquellos temas: Mi cama de bambú, De piel trigueña, Sólo pienso en tí, Las calles del viejo París y, como no, el Inolvidable Señora Azul. Canciones interpretadas con tres voces masculinas magníficas, llenas de fuerza y de la sabiduría que da llevar más de 20 años cantando y haciéndolo muy bien. Oyéndolos, se nos viene a la cabeza que lo que falta en España son, precisamente, cantantes. Voces a la altura de ese trenzado armónico que logran Rodrigo, Adolfo y Guzmán.
El público, cómplice enseñado, se sabía todas las letras y ayudó a transformar la actuación en un ejercicio de nostalgia colectiva que no tenía ya nada que ver con la explotada década prodigiosa, sino con lo que sucedió después: sueños de ciudad, amores pícaros y un poco platónicos, ninfas que se casan con alguien vulgar, el sexo recién descubierto, anhelos hippies frente a la empolvada crítica de las señoras azules. Esperanzas que flotaban en el ambiente de esos años que, parafraseando a Scorsese podrían denominarse La edad de la inocencia de la sociedad española posdictadura.