Crítica:CLÁSICA

El retorno de Don Quijote

Volvió una vez más a los pentagramas la figura y la esencia de Don Quijote en la obra de José García Román estrenada por la Orquesta Reina Sofía, bajo la dirección de Marck Foster. Se trata de un encargo de la Orquesta y Coros Nacionales, al que este quijote granadino, bueno, idealista y gran compositor, ha respondido con lo mejor que un hombre y un artista pueden ofrecer: autenticidad.La resurrección de Don Quijote, que así se denomina la composición, alude al poema Vencidos, de León Felipe, y al ostinato poético ("por la manchega llanura / se vuelve a ver la figura / de ...

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Volvió una vez más a los pentagramas la figura y la esencia de Don Quijote en la obra de José García Román estrenada por la Orquesta Reina Sofía, bajo la dirección de Marck Foster. Se trata de un encargo de la Orquesta y Coros Nacionales, al que este quijote granadino, bueno, idealista y gran compositor, ha respondido con lo mejor que un hombre y un artista pueden ofrecer: autenticidad.La resurrección de Don Quijote, que así se denomina la composición, alude al poema Vencidos, de León Felipe, y al ostinato poético ("por la manchega llanura / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar") responde García Román con unos martilleantes ostinati sonoros, afilados en su unisonalidad o apoyados en la levedad interválica de unas armonías sugeridas. Al fondo de la figura musicalizada de Don Quijote se adivinan grandes llanuras, largas perspectivas, mientras el desarrollo de la pieza parte de un coral juvenil del propio García Román, sentido y realizado en los días de sus primeras salidas al campo de la creación musical.

Orquesta de Cámara Reina Sofía

Ciclo de cámara y polifonía. Orquesta de Cámara Reina Sofia. Director: M. Foster. Solista: M. José Montiel, soprano. Obras de García Román, Britten, Bischof y Shónberg.Auditorio Nacional. Madrid, 22 de febrero.

La resurrección de Don Quijote, en sus inquietudes, sus melancolías y sus soledades esperanzadas, es página muy bella, difícil e intensa. No creo que sus posibilidades se agotaran en la versión del estreno, más atenta a reproducir con la mayor corrección posible la letra que a perseguir el vuelo del espíritu. Empecinado espíritu el de García Román, en el que alienta un íntimo enfrentamiento con el desencanto que, por muy diversos caminos, asalta al hombre de hoy para imaginar, con el poeta, "el agua humilde que trabaja en la presa del molino" sin atender la altanería de las nieves que blanquean las altas montañas.

Agua humilde, llanura, distancias, soledades, verdores y elevadas sierras: una vez más, Granada respira por los pentagramas de García Román. La obra tuvo una excelente acogida por parte del público, que en las Iluminaciones, de Britten, ovacionó a una estupenda cantante madrileña: María José Montiel, voz hermosa y conmovedora.

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