Crítica:

Madura juventud

Ser joven ha dejado de considerarse un valor. Leemos en la prensa que hasta en el campo de las top models el encanto de las mujeres maduras está desplazando a la frescura de las jovencitas. La madurez vuelve a estar de moda. El mundo del arte, por su parte, como hemos comprobado en Arco, intenta afianzar su credibilidad tras los valores más consolidados, insinuando que ya ha pasado el momento de confiar ciegamente en la fuerza de los más jovenes. Las aguas vuelven a sus cauces, pero en los limos que dejó el apoyo a los jóvenes artistas de los últimos años ochenta germinan buenos frutos....

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Ser joven ha dejado de considerarse un valor. Leemos en la prensa que hasta en el campo de las top models el encanto de las mujeres maduras está desplazando a la frescura de las jovencitas. La madurez vuelve a estar de moda. El mundo del arte, por su parte, como hemos comprobado en Arco, intenta afianzar su credibilidad tras los valores más consolidados, insinuando que ya ha pasado el momento de confiar ciegamente en la fuerza de los más jovenes. Las aguas vuelven a sus cauces, pero en los limos que dejó el apoyo a los jóvenes artistas de los últimos años ochenta germinan buenos frutos. Un ejemplo es la exposición de becarios de Banesto que se puede contemplar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, formada por 10 artistas en torno a los 32 años de entre los que muchos empezaron a exponer al poco de cumplir los 20.Las Becas Banestotienen, además de una asignación mensual durante un año, el compromiso de celebrar una exposición. Estas muestras colectivas suele ser imprevisibles, pero en esta ocasión cabe destacar no sólo el buen nivel de las obras sino que la exposición resulta ser un conjunto variado y representativo del momento del arte joven en España, ya que reúne a buenos artistas de todos los géneros, desde las superficies pintadas (Javier Agudo, Patricia Gadea, Francisco Lara) a las instalaciones (Alejandra Icaza), pasando por las técnicas fotográficas (María José Gómez Redondo), los collages y assemblages (José María Guijarro, Manuel Saiz, Eulalia Valldosera), el dibujo (Juan Franciso Isidro) y la construcción de objetos (Ana Prada).TensiónDe entre el conjunto destacan los cuadros aparentemente monocromos de Javier Agudo, en tonos muy oscuros, que mantienen en su simplicidad inefable una tensión con el espectador; así como la pintura-collage de la veterana Patricia Gadea, que presenta unos cuadros con unas imágenes muy bien construidas, formal y metafóricamente; así como los sobrios collages metálicos de José María Guijarro, que se sitúan en ese terreno fecundo entre la pintura, superficie plana que se cuelga en la pared, y la escultura, volúmenes materializados, en este caso chapas soldadas.Pero el campo más atrayente es el de los objetos re-construidos, como los que realiza Ana Prada, o ensamblados, como las sugerentes instalaciones de Eulalia Valldosera. Las obras más sorprendentes, con todo, se deben al conocido Manuel Saiz, que pinta figuras sobre el tradicional bastidor entelado pero con césped vivo. Sin embargo, a pesar de la indiscutible madurez artística y la trayectoria expositiva de la mayoría de estos artistas, resulta sintomático que tengan que acudir al recurso de las becas para sobrevivir. ¿Qué pasa en nuestra sociedad?

V Becas Banesto de Creación Artística

Círculo de Bellas Artes. Alcalá, 44.Madrid. Hasta el 30 de marzo.

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