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Fluye el jazz cuando quienes lo practican tienen las ideas claras y sobrada técnica para desarrollarlas. Bajo estas condiciones ideales, la espontaneidad lo domina todo, flexibiliza estructuras y lima aristas formales; se cuela, como un duende en los instrumentos y anima al músico a lanzar notas desde el centro mismo del corazón. El pequeño fallo se convierte así en quintaesencia artística y el destello de genialidad pellizca de improviso la sensibilidad del oyente.Chaño Domínguez y Perico Sambeat hacen interpretación libre de un guión que no necesitan seguir, mientras Javier Colina y Guillerm...

Fluye el jazz cuando quienes lo practican tienen las ideas claras y sobrada técnica para desarrollarlas. Bajo estas condiciones ideales, la espontaneidad lo domina todo, flexibiliza estructuras y lima aristas formales; se cuela, como un duende en los instrumentos y anima al músico a lanzar notas desde el centro mismo del corazón. El pequeño fallo se convierte así en quintaesencia artística y el destello de genialidad pellizca de improviso la sensibilidad del oyente.Chaño Domínguez y Perico Sambeat hacen interpretación libre de un guión que no necesitan seguir, mientras Javier Colina y Guillermo McGill forman un tándem rítmico de gran altura, compenetrado y polifacético, apto tanto para el acompañamiento discreto como para la interacción activa con los solistas. Sobre este eficacísimo soporte, Domínguez y Sambeat ofrecen un variado repertorio basado en composiciones propias y en originales de Thelonious Monk y John Coltrane. En ambos casos, da gloria comprobar el jazz que es capaz de hacer gente de la tierra.