Fidel Castro defiende la reforma económica y advierte que no permitirá el capitalismo en Cuba

El presidente cubano, Fidel Castro, aseguró el martes ante el Parlamento que no le gustan las medidas económicas Introducidas en su país en los últimos meses. El líder cubano comentó que si bien las ha aceptado "después de muchas discusiones" y obligado por la realidad no permitirá que las reformas conduzcan a la isla hacia el capitalismo.

Castro, que comentó que le repugnan" tanto el capitalismo como sus políticos, afirmó que la actual reforma económica significa para Cuba "caminar sobre cristales rotos" y sin saber dónde poner el pie. El mensaje del líder cubano fue claro: no qued...

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El presidente cubano, Fidel Castro, aseguró el martes ante el Parlamento que no le gustan las medidas económicas Introducidas en su país en los últimos meses. El líder cubano comentó que si bien las ha aceptado "después de muchas discusiones" y obligado por la realidad no permitirá que las reformas conduzcan a la isla hacia el capitalismo.

Castro, que comentó que le repugnan" tanto el capitalismo como sus políticos, afirmó que la actual reforma económica significa para Cuba "caminar sobre cristales rotos" y sin saber dónde poner el pie. El mensaje del líder cubano fue claro: no queda más remedio que abordar una apertura económica, pero cada medida que se aplique debe ser vigilada para que el Estado no pierda el control sobre el proceso de cambio.

"Tenemos que cuidarnos de toda esa bambalina de sacralizar el capitalismo", manifestó Castro, expresando su temor ante el rumbo que estaban tomando las medidas ya aprobadas -principalmente la despenalización de la tenencia de divisas en dólares y la liberalización del trabajo por cuenta propia- y criticó la interpretación que de ellas había hecho parte de la población, que enseguida comenzó a abrir restaurantes y a crear negocios particulares, cobrando en dólares.

Control del comercio

"No podemos permitir que el Estado pierda el control del comercio; el comercio es irrenunciable", afirmó el mandatario cubano, quien participó activamente en la segunda jornada del último periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que concluyó el martes por la noche.Sin embargo, pese a estas dudas, Castro se opuso rotundamente a dar marcha atrás en la reforma y a que el Parlamento rechazase el decreto-ley 141, que regula el ejercicio del trabajo por cuenta propia, como llegaron a pedir algunos diputados.

En un discurso improvisado el líder de la revolución cubana, visiblemente molesto por las intervenciones de varios parlamentarios que propusieron restringir y limitar las ya de por sí tímidas reformas iniciadas para evitar que Cuba se convierta en un país de economía de mercado, aseguró que le "repugna" el capitalismo. Pero a renglón seguido indicó que la vida había obligado a los cubanos a "buscar fórmulas de adecuación al mundo" y que "no se podía renunciar a nada" con tal de salvar la revolución y las conquistas de la salud y la educación.

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En este sentido, Castro dijo que para mantener estos logros era necesario crear un sistema impositivo y fiscal, así como proceder a un ajuste de precios para financiar los proyectos sociales de la revolución. En la misma línea se manifestó el ministro cubano de Finanzas, José Luis Rodríguez, quien recomendó el martes ante el Parlamento la aplicación de un sistema impositivo "gradual y racional" y la disminución de los gastos del Estado, así como la restricción, incluso eliminación, de las subvenciones a las empresas que no son productivas y generan pérdidas.

El ministro, que intervino ante el Parlamento para explicar el crítico desequilibrio financiero que existe en el país, aseguró que la falta de oferta ha generado un exceso de dinero circulante que supera los 10.000 millones de pesos, y que se ha convertido "en un factor que desestimula el trabajo". José Luis Rodríguez indicó que en los últimos cuatro años la venta de bienes y servicios a la población había caído en un 35% y que el déficit del presupuesto estatal este año alcanza los 4.200 millones de pesos, debido al descenso de la actividad económica.

Tanto el ministro de Finanzas como el propio Fidel Castro reconocieron en sus respectivas intervenciones que pese a que no se iban a poner en marcha "terapias y medidas de choque" se tendrían que adoptar medidas que no beneficiarán de forma "inmediata" a la población, y que supondrán un golpe para los habitantes de la isla.

Dada la acalorada discusión que provocó el debate sobre la situación económica del país, el presidente cubano propuso convocar en breve una sesión extraordinaria del Parlamento para tratar de nuevo los problemas.

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