Crítica:DANZA

Inútil mortaja

La pieza Ahora me toca bailar con la más fea es un batiburrillo de fragmentos sueltos, voces, músicas y gimnasia con aparatos que no conduce a ningún puerto. Se naufraga desde las primeras frases y es solamente en la escena final cuando hay algo interesante, terminado, espectacular. Pero son apenas unos minutos de respiro tras una fatigosa hora de desaciertos y desatino.Avelina Argüelles tiene un consolidado prestigio como profesora en el Institut del Teatre de Barcelona, y muchos bailarines hechos de hoy han pasado por sus manos y lo agradecen. Pero hay un abismo entre la buena didácti...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La pieza Ahora me toca bailar con la más fea es un batiburrillo de fragmentos sueltos, voces, músicas y gimnasia con aparatos que no conduce a ningún puerto. Se naufraga desde las primeras frases y es solamente en la escena final cuando hay algo interesante, terminado, espectacular. Pero son apenas unos minutos de respiro tras una fatigosa hora de desaciertos y desatino.Avelina Argüelles tiene un consolidado prestigio como profesora en el Institut del Teatre de Barcelona, y muchos bailarines hechos de hoy han pasado por sus manos y lo agradecen. Pero hay un abismo entre la buena didáctica y el acto creativo; la maestra explora frases con los bailarines, pero eso no quiere decir que se descubra materia coreográfica, que se estabilicen nuevas lecturas. Ella tuvo en los años ochenta una buena racha con algunas piezas cortas de inventiva, resueltas con gracia en la manipulación de objetos integrados a la danza. De aquello casi no logra entreverse nada en esta obra que pretende narrar los efectos que la agonía paterna han dejado sobre la artista.

Compañía de Danza Contemporánea Avelina Argüelles

Ahora me toca bailar con la más fea. Dirección y coreografía: Avelina Argüelles; música: Gabriel Brneic, Milladoiro, Amancio Prada, Etienne Schwarz; voz, canción y escenografía: A. Argüelles; vestuario: Gloria Mur y Maribel Salvans; luces: Keith Yetton. Madrid en Danza. Centro Cultural de la Villa de Madrid, 22 de mayo.

Ya en la pieza 1980 Pina Bausch recreó el amortajamiento del amado, pero lo hizo con una sutil poesía, hasta el punto de que la durísima escena pasaba sin rechinar entre las otras. Avelina Argüelles ha hecho un honesto intento psicoanalítico de terminar con la umbilicalidad paterna, pero le ha salido francamente mal.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En