Crítica:DANZA

Arantxa tiene alma

Un debú en ballet es un ritual: se entra en un papel y acaso se comienza una página larguísima. El Regio turinés recibió esta función emocionante con lleno completo, flores, largos aplausos y bravos. Arantxa Arguelles (Zaragoza, 1970) ha tenido un rotundo triunfo en su primera Giselle. Cinco días antes debutó como Myrtha, Reina de las willis, lo que no tiene precedentes.La maña apareció delicadísima, con colores propios y apoyada en una técnica brillante hecha con facilidad y velada por el estilo. Su escena de la locura fue intensa y madura, producto de mucho trabajo duro y asimilada al...

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Un debú en ballet es un ritual: se entra en un papel y acaso se comienza una página larguísima. El Regio turinés recibió esta función emocionante con lleno completo, flores, largos aplausos y bravos. Arantxa Arguelles (Zaragoza, 1970) ha tenido un rotundo triunfo en su primera Giselle. Cinco días antes debutó como Myrtha, Reina de las willis, lo que no tiene precedentes.La maña apareció delicadísima, con colores propios y apoyada en una técnica brillante hecha con facilidad y velada por el estilo. Su escena de la locura fue intensa y madura, producto de mucho trabajo duro y asimilada al pálpito romántico, que no es su cuerda natural. La variación del primer acto y la pequeña batería del segundo fueron de antigua escuela: estuvo musical y casi gloriosa, haciendo arte de sus giros Y tierna mímica.

Ballet de la Opera de Berlín

Giselle: coreografia: Coralli / Perrot Schaufuss; música: A. Adam. Con Arantxa Arguelles y MaximilianoGuerra. Teatro Regio, Turín. 18 de mayo.

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