CONVOCATORIA DE ELECCIONES ANTICIPADAS

El PSOE ha perdido seis puntos de intención de voto durante la legislatura

El PSOE acoge la cita anticipada con las urnas en plena sangría electoral, con una inédita ventaja mínima de un escaño y un 0,6% de votos frente al PP, según el sondeo de Demoscopia publicado el pasado marzo por EL PAÍS. Lejos queda la diferencia cosechada por los socialistas de 68 diputados y del 13,8% del voto frente a los populares en las legislativas de 1989. El PSOE alcanzó entonces el 39,6% del voto. Hace un mes, sólo un 33,9% manifestaba su intención de votarlo. En cuatro años ha perdido casi seis puntos del pastel electoral.

En noviembre de 1990, la intención de voto socialista ...

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El PSOE acoge la cita anticipada con las urnas en plena sangría electoral, con una inédita ventaja mínima de un escaño y un 0,6% de votos frente al PP, según el sondeo de Demoscopia publicado el pasado marzo por EL PAÍS. Lejos queda la diferencia cosechada por los socialistas de 68 diputados y del 13,8% del voto frente a los populares en las legislativas de 1989. El PSOE alcanzó entonces el 39,6% del voto. Hace un mes, sólo un 33,9% manifestaba su intención de votarlo. En cuatro años ha perdido casi seis puntos del pastel electoral.

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En noviembre de 1990, la intención de voto socialista descendía al 30,9%. En 1991, el partido de Felipe González gozaba de una cierta recuperación y se situaba nuevamente en unas envidiables cotas, que alcanzaban su techo en septiembre con un el 37,7%.Desde esa fecha, el PSOE bajó escalón tras escalón en el aprecio popular. En diciembre de 1991 la intención de voto se reducía al 33,4%; al 30,4% en abril de 1992; al 28, 1 % en julio, y al 27,2% en octubre. Este último dato quedaba refrendado en la macroencuesta que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizó en noviembre de 1992, que le atribuyó al PSOE una pérdida de 20 escaños.

En marzo pasado, según la macroencuesta de Demoscopia para EL PAÍS, el PSOE tenía una expectativa de voto (intención directa más simpatía) del 33,9%. Ya sentía en su cogote el aliento del PP, que conseguía su mejor registro al acariciar un 33,3%, apenas 0,6 puntos por debajo del partido de González.

El partido de José María Aznar había conseguido no ya rebasar el techo de Fraga, sino romper el mítico porcentaje del 30%, desde su plataforma del 25,8% en los comicios de 1989. La vampirización del electorado del CDS explicaba buena parte de este fulgurante crecimiento del PP, de 7,5 puntos. En 1989, el partido centrista había conseguido el 7,9% de los votos. El pasado marzo corría serio riesgo de quedarse en un 2%, y perder así sus 14 diputados.

Otro claro ganador es Izquierda Unida, que alcanzó el 9,1 % de los votos en 1989, y ahora se aproximaría al 11,5%, cuya traducción en escaños le supondría obtener entre 26 y 29 diputados, frente a los 17 actuales. El PP, de acuerdo con dicho sondeo, alcanzaría entre 138 y 150 escaños, un mínimo de 31 por encima de su grupo actual. Sólo un escaño le separaría de los socialistas, cuya horquilla oscilaría entre 139 y 151 diputados.

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Paradójicamente, la valoración como líder de José María Aznar no ha seguido un incremento paralelo al de su partido. Si en diciembre de 1989 los consultados le daban una nota del 4,9, en marzo pasado el líder popular recibía un 3,9. Mientras su partido rompía techos, Aznar seguía a casi un punto de su oponente González, que ha sufrido también una erosión similar aunque mantiene una nota de 4,8. Julio Anguita alcanzó un 4,1 en marzo pasado, apenas una décima menos que en 1989.

La factura de la crisis económica

La sangría electoral que puede experimentar el PSOE en esta legislatura -casi seis puntos menos en intención de voto- puede causar todo tipo de sentimientos en la sede socialista de Ferraz, excepto sorpresa. Los españoles, sondeo a sondeo, han ido explicitando sus críticas al partido gobernante. En octubre de 1992, la población española daba la opinión más negativa sobre la marcha de la economía de los últimos años. Un 66% de los españoles declaraba que la situación económica era mala o muy mala; y un 22% lo dejaba en regular. Apenas un 11% se declaraba satisfecho con la marcha de la economía.Cinco años antes, sólo un 27% reflejaba tan negativa impresión. El costo electoral empezó a traslucirse. En octubre del año pasado, por primera vez, los españoles consultados daban un suspenso a Felipe González, que bajaba un punto su valoración desde 1989 en su nota.

Un 32% se quejaba de haber ido a peor en los últimos meses. Llovía y seguiría lloviendo sobre mojado. En febrero pasado, según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, un 64% juzgaba la situación como mala o muy mala; un 37% como regular, y apenas un 5% como buena. La macroencuesta mostraba una de las heridas por donde el PSOE ha manado votos abundantemente. El 73% estimaba como principal problema el paro, seguido, muy de lejos por la droga, 29%.El pasado diciembre, según el sondeo de Demoscopia, la crisis económica seguía dejando sentir sus efectos. Los españoles que juzgaban negativa la situación económica ya sumaban el 70%.

La nota de pesimismo era que no sólo juzgaban mala o muy mala la situación, sino que más del 60% creía que la crisis era grave e iría a peor. El 40% daba por descontado que el PSOE no resolvería tal marasmo, pero menos aún el PP, cuya eficacia era cuestionada por el 84% de los electores, desconfianza que un 88% extendía a Izquierda Unida. El año mágico de los Juegos Olímpicos y la Expo fue negativo para España según el 63% de los consultados, que vieron empeorada su situación personal en el 38% de los casos.

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