Esplá y El Soro cortaron orejas en Castellón

Los matadores de toros Luis Francisco Esplá y Vicente Ruiz, El Soro, cortaron una oreja cada uno en la primera corrida de la Feria de la Magdalena, celebrada ayer en Castellón. Los toros del heredero del conde de la Corte, bien presentados y muy justos de fuerza, dieron un juego desigual. El mejor fue el tercero, y el cuarto peleó con muy buen estilo en varas. Luis Francisco Esplá recogió aplausos y una oreja; Víctor Mendes, aplausos y aplausos, y Vicente Ruiz, El Soro, una oreja y ovación.En justa correspondencia a la buena disposición de los toreros, que no suspendieron la corrida pese al di...

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Los matadores de toros Luis Francisco Esplá y Vicente Ruiz, El Soro, cortaron una oreja cada uno en la primera corrida de la Feria de la Magdalena, celebrada ayer en Castellón. Los toros del heredero del conde de la Corte, bien presentados y muy justos de fuerza, dieron un juego desigual. El mejor fue el tercero, y el cuarto peleó con muy buen estilo en varas. Luis Francisco Esplá recogió aplausos y una oreja; Víctor Mendes, aplausos y aplausos, y Vicente Ruiz, El Soro, una oreja y ovación.En justa correspondencia a la buena disposición de los toreros, que no suspendieron la corrida pese al diluvio que caía sobre la ciudad, el público no dejó de aplaudir todas las intervenciones que se sucedían en el ruedo. El clamor llegó durante los tercios de banderillas, donde hay que destacar un gran par de Víctor Mendes al segundo de la tarde.

El Soro, que cumplió ayer 11 años de alternativa, tuvo un buen regalo de aniversario: el bravo y tercer toro de la tarde. Justo de fuerzas, tenía, sin embargo, las suficientes para dar sensación de brío y codicia. El valenciano puso mucha entrega y decisión, prodigándose en infinitos lances y pases, muy celebrados por sus incondicionales, numerosos en esta tierra. La estocada, fulminante, dio paso al flamear de pañuelos, que puso en sus manos la primera oreja de la tarde. Durante el cuarto toro de la tarde, que dejó toda su fiereza en el enorme puyazo que le dieron, Esplá anduvo habilidoso, pero sin mucha convicción. La oreja que le dieron no dejó de ser una sorpresa.

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