Un retrato ambiguo del césar

Cuenta Suetonio que, ya desde niño, el futuro emperador "no logró inspirar esperanzas para el futuro". Su madre, Antonia, "cuando quería tachar a alguien de estúpido, decía que era más tonto que su hijo Claudio". Los ultrajes a su persona fueron grandes: "Cada vez que se adormilaba en el comedor, lo que era frecuente, le incordiaban tirándole huesos de aceitunas o de dátiles y los bufones le tomaban por objeto de sus bromas". Llamaban la atención "su falta de memoria y reflexión": mandaba llamar para jugar con ellas a los dados (su pasión favorita -escribió un tratado-) a personas a las que ha...

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Cuenta Suetonio que, ya desde niño, el futuro emperador "no logró inspirar esperanzas para el futuro". Su madre, Antonia, "cuando quería tachar a alguien de estúpido, decía que era más tonto que su hijo Claudio". Los ultrajes a su persona fueron grandes: "Cada vez que se adormilaba en el comedor, lo que era frecuente, le incordiaban tirándole huesos de aceitunas o de dátiles y los bufones le tomaban por objeto de sus bromas". Llamaban la atención "su falta de memoria y reflexión": mandaba llamar para jugar con ellas a los dados (su pasión favorita -escribió un tratado-) a personas a las que había mandado ejecutar. Se quejó de la falta de Mesalina a un banquete poco después de que los soldados hubieran despachado a la emperatriz. "Claudio, al ver sus funerales, comprendió que estaba muerto", satirizó Séneca en su feroz Apocolocyntosis (literalmente, "calabacización" de Claudio), un escrito para diversión de Nerón.

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Crueldad y gula

"Se rigió [Claudio] por el criterio de sus esposas y sus libertos más que por el suyo propio", continúa Suetonio. Hasta aquí, el retrato de un césar desgraciado. Pero sus crueldades, según el historiador, fueron grandes: "Medroso y desconfiado, era cruel y sanguinario por naturaleza ( ... ). Hizo ejecutar a 35 senadores y a más de 300 caballeros romanos con gran facilidad ( ... ). En los combates de gladiadores mandaba degollar incluso a los que habían caído por casualidad, especialmente los reciarios, para verles la cara mientras expiraban". Su gula también es destacable: "Siempre con ganas de comer y beber", era capaz de abandonar a la carrera sus labores públicas si le llegaba un olorcillo de cocina.

Podemos imaginar a un Suetonio perplejo cuando completa el retrato de este césar malformado, imbécil y cruel con comentarios tan contradictorios con lo anterior como los siguientes: "Su figura no carecía de prestancia ni nobleza, pues era hombre alto y corpulento, de bello aspecto y hermosos cabellos blancos ( ... ). En lo referente a aumentar su propia gloria se mostró comedido y de una sencillez republicana ( ... ). Administró justicia con extrema diligencia ( ... ). Cuidó siempre de Roma y de su abastecimiento con la mayor solicitud ( ... ). Abolió por completo en la Galia la religión de los druidas, cruel e inhumana".

El historiador rumano Eugen Cizek, participante en el coloquio sobre Claudio, sugiere que la ambigüedad del texto de Suetonio responde a que "la imagen que el biógrafo se hacía de la monarquía ideal rechazaba los defectos de Claudio". Según Cizek, pues, Suetonio fue "indulgente" y cabe ver en Claudio a un gobernante más cruel y lunático de lo que normalmente pensamos.

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