El fantasma Belphégor

J. V. Al decir de un conservador con el pelo encanecido por los muchos sustos, Belphégor sigue escondido en alguno de los todavía inexplorados sótanos del Louvre. El gótico fantasma del museo mira con más escepticismo que inquietud los trabajos de modernización emprendidos desde hace una década por el presidente François Mitterrand.

El enmascarado y enguantado Belphégor se dio a conocer en 1965 a través de una serie televisiva en blanco y negro realizada por Claude Barma, que los españoles pudieron ver de inmediato. Dos años después, Paul Guers y Raymond Sotiplex llevaron a la pantalla ...

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J. V. Al decir de un conservador con el pelo encanecido por los muchos sustos, Belphégor sigue escondido en alguno de los todavía inexplorados sótanos del Louvre. El gótico fantasma del museo mira con más escepticismo que inquietud los trabajos de modernización emprendidos desde hace una década por el presidente François Mitterrand.

El enmascarado y enguantado Belphégor se dio a conocer en 1965 a través de una serie televisiva en blanco y negro realizada por Claude Barma, que los españoles pudieron ver de inmediato. Dos años después, Paul Guers y Raymond Sotiplex llevaron a la pantalla grande al protagonista de aquel terrorífico culebrón.

El Louvre ha fascinado a los cineastas. Numerosas películas han estado consagradas a robos casi perfectos de La Gioconda. El venerable museo no ha faltado a ninguna cita con las aventuras fílmicas de los tres mosqueteros, está muy presente en el mítico Napoleón de Abel Gance y es visitado de noche y a la luz de una vela por la ptotagonista de la reciente Los amantes del Pont-Neuf, de Leos Carax.

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Pero quizá la más simpática cita cinematográfica del antiguo palacio de los reyes de Francia en pleno centro parisino sea la visita relámpago -cuatro minutos exactamente- efectuada por los protagonistas de - Bande á part, el filme de Jean-Luc Godard. Ahora, el museo sirve, sobre todo, como escenario de anuncios televisivos. En uno de ellos, un famoso aplastado por una jauría de paparazzi saca un chocolate del bolsillo y dice: "Un poco de finura en un mundo de brutos".

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